—Shen Ji Yun observaba las mejillas enrojecidas de Luo Yan y sus ojos azules deslumbrantes. Su conejo probablemente intentaba verse feroz, pero en sus ojos, parecía un lindo y maduro melocotón en su lugar. Sintió como si de repente una nueva puerta se abriera frente a él. Y no pudo evitar ser adicto a esa sensación. Quería bromear más con él, pelar esa dulce cáscara rosa y probar la fruta suculenta del interior.
Luego se detuvo. ¿Qué diablos estaba pensando justo ahora? Es como si su cerebro se hubiera llenado de repente con materiales amarillos. ¿Se convertiría lentamente en alguien como ese capitán del equipo Sanguis que quiere ser vampiro y es frívolo? No. Definitivamente estaba pensando demasiado. Definitivamente no se convertiría como ese tipo. Después de todo, estaba seguro de que solo querría actuar así con Luo Yan.
