DESPUÉS de despertarse y realizar su rutina habitual, Luo Yan finalmente salió de la habitación que le habían asignado. Tomando en cuenta su constitución actual, la habitación que le habían dado estaba en el primer piso. Así que, no tardó en llegar al comedor.
Se sorprendió bastante al ver que la pareja Bai ya estaba levantada y sentada en la mesa. Al igual que su padre y su hermano mayor. El resto probablemente aún dormía. Y él que pensaba que había madrugado más que nadie.
—¡Buenos días! —saludó.
Los demás le devolvieron inmediatamente el saludo.
—Xiao Yan, ven y siéntate aquí a mi lado —llamó su padre, haciendo un gesto hacia la silla a su lado.
El asiento estaba entre su padre y su hermano mayor. Como si lo hubieran reservado para él. Lo cual, considerando a ambos, probablemente fuera así. Sonrió sin poder evitarlo y se sentó en la silla.