```
—¡Suéltame, idiota!
—No soy esa estúpida hermana tuya, déjame ir... —intentó, pero fue inútil.
Comenzó a palidecer como un trozo de sábana y a encontrar dificultades para respirar, pero estaba impotente y podía sentir la muerte tocando a su puerta, no pensó que así terminaría su vida.
Solo podía mirar a Su Wei Wei con ojos indignados, que aún mantenían un atisbo asesino.
—¡Imbécil, suelta a mi hermana!
—¡La estás asfixiando! —ladró Huo Yan desde el suelo donde estaba sentado incapaz de moverse, sentía dolor por todo el cuerpo y parecía tener algunas costillas rotas alrededor del pecho.
Los estudiantes y profesores que estaban aparcando sus coches bajaron inmediatamente y corrieron para ver qué estaba pasando.
Huo Zheng y los guardias también caminaron con calma hacia allí, no esperaban que ella les atacara de lleno. No sabían cuál era su problema con ellos, pero no se atrevieron a hacer nada al ver lo enojada que estaba.