—Todos ustedes, salgan —los despidió fríamente, y ellos salieron apresuradamente de la sala cerrando la puerta mientras Huo Zheng volvía del otro lado del pasillo y los encontraba en la puerta.
—¿Qué pasó? —preguntó preocupado mientras abría la puerta de la sala para entrar.
—¡Nos dijeron que saliéramos y eso hicimos! —Huo Qi murmuró roncamente mientras Huo Zheng entraba, ponía el contenedor que había conseguido en la parte superior de la mesita de noche y salía.
—Wei —la llamó con cariño mientras intentaba quitar las cobijas, pero su agarre era aún más fuerte que antes, como si se aferrara a su vida. ¿Cómo podría dejar que él la viera en su antigua apariencia?
Sabiendo que podría ser autoestima, solo podía asegurarle, que era fácil tener miedos cuando las cosas cambian tan drásticamente.