—Una vez que haya tomado los objetos de esta cueva, puedes irte.
—Su Han sonrió a la Pitón Gigante —Quédate aquí, y cuando vuelva la próxima vez, te ayudaré a transformarte en un dragón.
—Wuu wuu~
—La Pitón Gigante emitió un sonido lastimero.
—Su Han no le prestó atención, agitó su mano y la Barrera de Luz llena de un calor aterrador se disipó al instante.
—Entró y vio una varita mágica de color azul profundo, el Bastón del Sonido Divino, flotando lentamente en medio del resplandor.
—El Bastón del Sonido Divino era algo que Su Han había usado antes. Después de obtener una mejor varita mágica, dejó esta como regalo para el Emperador Antiguo de los Demonios Santos.
—No esperaba, después de tantos años, que volverías a mis manos.
—Su Han suspiró, reflexionando sobre cómo el mundo gira y la fortuna cambia de manera impredecible. Incluso con la Base de Cultivo más alta, uno finalmente no puede superar los ciclos del Dao Celestial.
—¡Whoosh!