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Quizá los doctores planeaban volver a hacer a Jake obediente, para reafirmar el control sobre el vampiro.
Su satisfacción duró poco, sin embargo, ya que las luces en el instituto parpadearon repentinamente y luego se apagaron por completo, sumiendo toda la instalación en la oscuridad.
Su corazón dio un vuelco. ¿Y ahora qué?
Justo cuando comenzaba a cundir el pánico, su comunicador vibró con urgencia. Era la Dra. Mei.
—General —dijo ella, su voz tensa con urgencia—. Encuentra al gato azul. Inmediatamente.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Ese gato —siseó la Dra. Mei, su serenidad reemplazada por un filo de desesperación—, está detrás del apagón. Necesitas encontrarlo ahora. Si no lo haces, todos vamos a morir.
La respiración del general se cortó. —¿Qué? ¿Cómo es eso posible? ¡Es solo un gato!
—No es un gato ordinario —espetó la Dra. Mei, su tono afilado y frío—. Ha sido manipulado, modificado. Esa criatura tiene habilidades mucho más allá de lo que puedes comprender. No lo subestimes.