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—Su Jiyai se estiró perezosamente, su cola de gato de pelaje azul vibrando detrás de ella mientras poco a poco parpadeaba para despertarse.
—Últimamente, el sueño la había consumido más de lo normal, dejándola aturdida.
—Al principio, pensó que era solo fatiga muscular por los agotadores entrenamientos que había estado haciendo durante los últimos tres días, pero ahora la somnolencia era casi sofocante.
—Bostezando, se salió de la cama y comenzó su rutina diaria.
—Primero venía el entrenamiento: una serie de ejercicios intensos diseñados para mantenerla en la mejor condición. Flexiones, sentadillas, carreras.
—Después del entrenamiento, se dirigió directamente a ducharse.
—El agua tibia fluía sobre su pelaje, lavando el sudor y la suciedad de sus esfuerzos matutinos.
—Soltó un suspiro, dejando que el vapor relajara sus músculos.