—Se está debilitando —dijo una voz, satisfecha—. Mírala... se está desmoronando.
Otra intervino, más divertida —Qué cosa tan frágil. ¿Cómo cree que puede luchar contra nosotros?
Su Jiyai apenas podía concentrarse en sus palabras.
Sus instintos le gritaban que luchara, que sobreviviera, pero su cuerpo la traicionaba, ralentizándose, cediendo a la oscuridad.
Un pensamiento desesperado surgió.
¿Y si, al igual que una persona podría manipular una pintura desde la tercera dimensión, ella pudiera encontrar alguna manera de manipular su realidad desde la cuarta?
Si ellos podían alcanzarla a través de su dimensión, tal vez había una forma de que ella se defendiera.
No sabía cómo, o incluso si era posible, pero era la única oportunidad que le quedaba.
Su mano tembló, estirándose hacia la herida ennegrecida en su estómago.
La energía oscura se filtraba más profundamente en ella, pero quizás... solo quizás podía usar esa conexión.