El subordinado asintió, tomando notas rápidamente mientras Dong Shin continuaba.
—Una vez que la noticia se difunda, los inquilinos se inquietarán. Comenzarán a cuestionar su liderazgo, exigiendo respuestas. No tendrá más opción que concentrarse en apaciguar el descontento entre su propia gente. Es entonces cuando asestamos el segundo golpe. —Dong Shin hizo una pausa por un momento, saboreando la idea del caos gestándose en la base del Jefe Su.
—Luego infiltraremos a los forasteros —dijo, su voz cobrando emoción—. Asegúrense de que algunos de los nuestros estén en sus filas, agitando el avispero. Ellos difundirán la idea de que el liderazgo del Jefe Su es débil y que no puede ser confiable. Si les hacemos creer que nunca se les permitirá entrar a su base, comenzarán a pensar en soluciones más... violentas. —La pluma del subordinado vaciló mientras el plan de Dong Shin se tornaba más oscuro.