—Qué egoísta. Estás siendo irracional y codicioso en este momento —Yuan Xin terminó sus palabras con una expresión fría.
—Tú pequeño— el hombre gruñó, avanzando como para agarrar a Yuan Xin, pero el chico no se inmutó. Su mirada helada parecía congelar al hombre en su lugar.
—Oye, nunca dijimos que el Jefe Su no fuera buena persona! Ella actuó como una buena persona manteniendo el precio de las habitaciones justo. Ella sabe que el alquiler de una habitación no debería ser más de 5000 monedas federales y por eso no cobró más de 5000 monedas federales. Si puede mostrar conciencia al alquilar, ¿por qué no puede mostrar su conciencia durante la tasa de cambio de oro? ¿No es acaso una capitalista?
—Te estás llevando todo —Yuan Xin frunció el ceño.
—¿Por qué defiendes un sistema capitalista que solo beneficia a la elite? —gritó otro manifestante.