Al ver esto, Su Jiyai la ayudó a sorber el caldo caliente.
El alimento tocó la lengua de Huo Ning, y ella sintió una abrumadora sensación de alivio.
Hacía mucho tiempo que no probaba comida real.
Las lágrimas brotaron nuevamente en sus ojos, pero esta vez eran lágrimas de gratitud.
—G-gracias... —susurró Huo Ning, su voz aún ronca por días de sed y dolor.
Intentó comer más, pero su cuerpo solo podía manejar un poco a la vez.
[Anfitrión, es peligroso traer a alguien a tu espacio personal...]
Su Jiyai se rió entre dientes,
—Eso es lo que tú crees. Ella ni siquiera sabe sobre mi base, mucho menos sobre la existencia de un apartamento subterráneo.
[Anfitrión, ¿por qué eres tan generosa con la niña? Aún no se ha emitido ninguna misión...]
—Su voluntad de vivir. —murmuró Su Jiyai, con la mirada fija en Huo Ning—. Ella es como yo. Tan similar...
[Anfitrión, ella no está biológicamente relacionada contigo.]