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—No, no lo estoy —negó con la cabeza Su Jiyai—. Mi Feng es poderoso. Pero lo que tú no sabes de él es... que él puede salvarse a sí mismo de cualquier situación peligrosa.
Si llegó al punto de tener todo el cuerpo quemado... es muy probable que fuera por mí.
Incluso después de pasar por todo eso, estaba mirando la única foto que tenía de mí. El amor con el que miraba la foto, me hizo darme cuenta de que nunca me mintió.
Él es mi hogar, sistema. Aunque no sé qué sacrificó por mí, sé una cosa, lo amo aún más.
—Anfitrión, todo es tu suposición.
Su Jiyai soltó una carcajada, no le explicó nada al sistema y en cambio continuó,
—Hablemos de su apariencia. Ahora soy poderosa y me veo hermosa pero hubo un tiempo en el que era... nadie.
Tan solo tenía un rostro bonito y una voluntad fuerte. ¿Quién era Qin Feng en ese entonces? Un capitán, un hombre guapo por quien muchas suspiraban, un heredero rico y una persona poderosa.