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—¿Eh? —Su Jiyai parpadeó.
—Quería asegurarse de que no estaba oyendo cosas.
—¿Acaso... acaso el hombre de la túnica negra dijo... mi Jiyai?
—Mi Jiyai... mi Jiyai... —Las dos palabras resonaron en su mente.
—De repente, Su Jiyai tuvo una osada suposición.
—¿Y si... y si el Qin Feng que había visto antes no era el verdadero Qin Feng... y el Qin Feng que estaba viendo ahora era el auténtico Qin Feng?
—¡Miau! —Su Jiyai asintió con la cabeza frenéticamente. Se lanzó apresuradamente hacia el hombre de la túnica negra.
—Con sus agudos ojos, pudo echar un vistazo al marco de la foto y su corazón dio un vuelco.
—En la foto, una joven de unos 18 años sonreía ampliamente. Su hermoso cabello de color pastel de arándanos caía suelto y sus ojos cerrados mostraban lo feliz que estaba.
—¡Hermano Qin! —¡La única persona que podría tener su foto era el Hermano Qin!