—Cuando su risa se apagó, Roana fue la primera en hablar de nuevo —No nos digas que eres virgen, Mary. ¡Oh! Qué cliché, la Virgen María —Roana se rió una vez más.
Mary, que estaba bebiendo en ese momento, inhaló un poco de agua y tosió. Anton fue rápido para frotarle la espalda y su mamá le pasó un poco de papel higiénico.
Anton le lanzó a Roana una mirada cómplice, él sabe cuánto le gusta a Roana y ha hecho todo lo posible para que ella cambie de opinión, pero la mujer es muy persistente en lo que quiere.
Mary suspiró profundamente tratando de ser lo más amable posible —Para responder a tu pregunta, sí lo soy. No me acuesto con hombres como otras chicas por ahí. Quiero esperar hasta casarme, para honrar a mi futuro esposo. ¿Y tú Roana, todavía eres virgen o te gusta acostarte con hombres o quizás mujeres?
—Uf, eso no salió bien. Estaba tratando de ser amable, ¿qué pasa con mi boca? —Mary se dijo a sí misma.