Mary no hizo caso a la petición de Amy de no seguirla y corrió hacia Amy después de advertir a Ash y Henry que los echaría si volvían a pelear.
—Amy, amor... ¡espera! —Mary llamó a Amy para hacerla detenerse, pero ella no lo hizo hasta que llegó al porche de su casa.
Amy se sentó en las escaleras del porche y lloró. Mary se sentó a su lado y comenzó a frotarle la espalda para calmarla y consolarla.
—Déjalo salir, amor, estoy aquí —Mary entonces abrazó a su mejor amiga mientras su corazón sufría por ella.
—Te dije que no me siguieras y que quiero estar sola —Amy sollozó mientras se limpiaba las lágrimas.
—Y sabes que soy terca. No tienes que estar sola cuando estoy aquí, así que aguanta. Nunca te dejaré jamás.
—Es mi culpa, soy una perra. Confesar eso con Ash ahí —Amy continuó lloriqueando.