—Te extraño, amor…
Henry se tensó cuando la escuchó decir eso mientras miraba a Amy, quien estaba mirando al suelo. Apretó el puño mientras sentía un pinchazo en el pecho al ver lo triste que estaba ella.
Admitió para sí mismo que era su culpa y se odiaba por hacerle esto a ella. Su orgullo y su ego habían tomado el control y se arrepentía de eso.
—Lo siento... Estoy equivocado...
Amy levantó lentamente la cabeza para mirarlo. Sus ojos brillaban con lágrimas no derramadas mientras veía a Henry caminar hacia ella.
—No, no, no... No vas a llorar por mi error.
Ella parpadeó para alejar las lágrimas que amenazaban con caer mientras Henry la envolvía en su brazo.
—Te amo, Henry, por favor no estés enojado conmigo nunca más.
Henry se apartó un poco para mirarla, —Amor, no estoy enojado. Me siento avergonzado de mí mismo por actuar de forma tan infantil y egoísta. Por favor, perdóname, debo admitir, no estoy acostumbrado a que me digan que no.