—¿Por qué nunca había reconocido verdaderamente que Aiden Hawk era un dolor en el trasero? O quizás sería más acertado decir que ella había sido consciente de ello en algún momento, pero convenientemente lo había olvidado. ¿Qué tenía él que la hacía tan dispuesta a pasar por alto sus rasgos molestos?
Probablemente esa encantadora sonrisa que siempre llevaba puesta con sus respuestas siempre listas para burlarse de ella. Ahora, sin embargo, esa sonrisa y ese encanto estaban por ninguna parte.
Mientras el tipo la hacía girar hábilmente por la pista de baile, cuidando de mantenerse a distancia de Sidney para que él no pudiera acercárseles y pedírsela, lo que le daba un placer perverso, pero él insistía en darle la cold shoulder o ni siquiera mirarla directamente, mirando hacia adelante como si ella fuera invisible.