Los ojos de Owen se abrieron de golpe, su cuerpo instantáneamente alerta mientras su mirada barría la habitación. ¿Había caído en realidad dormido? Sacudió la cabeza incrédulo. Nunca bajaba la guardia —especialmente ahora, no con Rena tan cerca, al alcance de su mano.
Pero nada de qué preocuparse, se aseguró a sí mismo. Serena estaría sentada en silencio, como siempre lo había hecho antes. Jamás sospecharía que en realidad había sido secuestrada. Pero, ¿dónde estaba ella? ¿No debería estar sentada a su lado en la cama, cuidándolo como la última vez que lo hizo?
Sus ojos se movieron rápidamente alrededor de la habitación, como esperando que ella surgiera del suelo y luego se fijaron en su pequeña bolsa en la esquina. Una sombra de duda cruzó su mente. ¿Estaba abierta antes? No podía recordarlo. Frunciendo el ceño, la miró fijamente un momento más antes de encogerse de hombros. Probablemente solo estoy siendo paranoico. Debe haber sido él quien la dejó así.