—¡Mira! —dije mientras era lanzado contra un árbol, ya que la liana me lanzó rápidamente alrededor de una curva. Emití un gruñido por reflejo, pero mi traje absorbió el golpe, y en realidad no sentí nada. Y la fuerza de ese golpe fácilmente habría roto algunos huesos si no estuviera protegido. —Seguimos usando la misma palabra. Quería saber si había algo más que pudiéramos usar y que tuviera sentido.
—¿En serio? —preguntó Jun Li, asombrado.
—¿Qué puedo decir? Mi cerebro funciona de maneras misteriosas —respondí ya que, una vez más, fui lanzado contra otro árbol. Esta vez fue el árbol el que se partió y cayó. Debemos estar llegando a una sección más densa de la selva si sigo chocando con tantos árboles. Era bueno que Jun Li pudiera recogerme en cualquier lugar del planeta. De otro modo, estaría preocupado por encontrar el camino de regreso.
—Tu cerebro está jodido; ¿sabes eso, verdad? —preguntó.
