Ofelia había caído en un sueño más profundo de lo anticipado. No pensó que el viaje la hubiera cansado hasta tal punto. Lo único que la despertó brevemente fue el griterío fuera de las puertas del carruaje. A través de una visión borrosa, escuchó vítores alegres.
—Alabado sea el sol, Su Alteza, el Príncipe Everest del Imperio Helios ha vuelto.
—¡Es el Segundo Príncipe! ¡Ha regresado!
—¡Bienvenido de nuevo, Segundo Príncipe!
Viendo que no era gran cosa, Ofelia se volvió a dormir. Lo último que escuchó y pensó fue el ajuste de un agarre en su cintura. Entonces, los murmullos llenaron el aire.
—¿Es ese...?
—¡En verdad es!
—Oh dios mío, es el Alfa Mavez... ¿Qué está pasando en nuestro imperio para que él esté aquí?
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