—Realmente eres increíble, Ah Shun —una vez que Xin Rou terminó de tratar con los documentos, ella y Ye Shun salieron de la estación de policía.
—Por muy increíble que sea, comparado contigo que escapaste de tu familia y abriste un gremio sin contactar a nadie durante años y apareciendo de repente el día de mi boda... todavía me falta, segunda hermana —replicó Ye Shun haciendo que Xin Rou rodara los ojos.
—Realmente tienes una lengua filosa, ¿verdad, mi querido hermano? —resopló Xin Rou mientras levantaba su mano y luego despeinaba a Ye Shun—. Realmente sabes cómo pelear con tu hermana pero no te veo decirle nada a esa esposa tuya.
—Eso es porque no tiene sentido decirle nada —Ye Shun suspiró melancólicamente. Luo Yeqing amaba tanto a Qin Qiu que ni siquiera prestaba atención a su hija, ¿cómo podría él competir con un mer así?
Ahora solo esperaba poder proteger a su hija tanto como fuera posible. No quería ser intimidado por Qin Qiu nunca más.