—Deja de hablar tonterías y ponte a trabajar.
—Oh, así que también puedes responder, abuela —Luo Huian miró la pantalla y las palabras enfurecidas en ella. Colocó su mano debajo de su barbilla con un dedo sobresaliendo y los demás ligeramente rizados—. Creí que te había pedido que destruyeras mis recuerdos, ¿qué pasó con eso? ¿No puedes hacerlo? No me digas que me extrañas demasiado.
Luo Huian bromeó con la pantalla solo para que desapareciera.
—Tsk, esa vieja bruja siempre ha sido tan aburrida —Luo Huian chasqueó la lengua mientras se dirigía a la cocina—. Ahora, ¿qué debería hacer?
Luo Huian murmuró mientras hojeaba los montones de recetas que estaban cargadas en su sistema de datos.
Con su dedo deslizando las recetas una por una, Luo Huian finalmente se detuvo en una receta en particular.
—Ah, esta parece la menos problemática —exclamó mientras miraba la pantalla—. No quería esforzarse demasiado dado que todavía estaba atrapada dentro del penthouse.
