—Umm... no tienes que preocuparte por mí. Quiero decir —me gustaría ir contigo, Señorita Luo —Duan Jingli le habló a Luo Huian mientras se escondía detrás de ella.
No estaba acostumbrado a confiar en extraños, y la única razón por la que confiaba en Luo Huian era porque ella era amable y estaba dispuesta a ayudarlos. Ella también fue quien salvó a su hermano y lo llevó al hospital.
¡Si no su hermano hubiera muerto!
Pero, incluso si confiaba en Luo Huian, eso no significaba que confiaría en Kang Jing, quien se veía realmente aterrador con esas ojeras oscuras y pesadas debajo de sus ojos de aspecto malvado.
Tanto Luo Huian como Kang Jing miraron hacia abajo a Duan Jingli antes de que Luo Huian levantara la mano y se cubriera la boca con las yemas de los dedos.
—Oh por dios, parece que no eres muy querido, Señor Hiperconciencia —Luo Huian soltó una risita y se rió de Kang Jing, quien deseaba poder darle un puñetazo en la cara.
