Día Cuarenta y Dos...
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Al salir del hotel, Abigail rápidamente tomó un taxi. Quería ver a Nathan. El diablo finalmente bajó su orgullo y le dijo esas tres palabras a Abigail:
—¡Te extraño!
El corazón de Abigail latía tan fuerte dentro de su pecho. Tenía ganas de volar solo para ver el rostro de Nathan. Sabía que Nathan estaba molesto con ella.
Él dejó el hospital sin mirar atrás. Abigail pensó que era su culpa por mandarlo lejos. No tuvo más opción que actuar así frente a Dave.
Pero luego, se dio cuenta de que no había tenido en cuenta los sentimientos de Nathan. Con eso, quería ver a Nathan y disculparse por sus acciones.
—¡Maldición! ¿Por qué me emociono tanto? —Abigail colocó su mano en su pecho, sintiendo su latido.
—Quiero verte. —Esas últimas palabras de Nathan enviaron su corazón a un frenesí y su estómago revoloteaba como si hubiera mariposas volando dentro de ella. Se desmayó por sus palabras. Abigail no esperaba escuchar esas palabras hoy.