Día cuarenta y uno...
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Nathan se unió a Abigail y Ethan. Ya se habían inscrito en tres juegos diferentes. El primer juego era la carrera de sacos. Seis familias se habían inscrito para participar en este juego. El coordinador de juegos llamó a los grupos participantes. Ethan llevó a su padre y a Abigail a la línea de salida.
El coordinador del juego explicó la mecánica del juego. Nathan no estaba familiarizado con este tipo de juego. Nunca antes había jugado algo así. De joven, ya había empezado a hacer robots. Estaba más expuesto a las computadoras.
—¿Cómo vamos a correr estando dentro de este saco? —preguntó Nathan a su hijo y a Abigail.
Ambos, Abigail y Ethan, sacudieron la cabeza mientras miraban a Nathan con cara de no saber qué hacer. —¡Papá! Eres tan inocente. Tienes que saltar, no correr.
Abigail chasqueó la lengua y dijo:
—Ethan, lo mejor será que pongamos a tu papá en la última fila.
Ethan asintió frenéticamente y dijo:
—¡Papá, observa y aprende!