Día Cuarenta…
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—¿Estás seguro? ¿Quién sabe que Stephen oculta a su hijo de todos... incluyéndote a ti? —insistió Cherry, afirmando que Stephen tenía un hijo secreto.
—Cherry... ¿sabes qué? ¡Estás borracha! ¡Deja de darle vueltas! No sé de dónde sacaste esa idea loca de que Stephen tiene un hijo —Aiden la miró impotente. Agarró las manos de ella que sostenían su cuello e intentó quitarlas de su camisa.
—¿Planeas estrangularme? —se quejó Aiden.
Cherry frunció el ceño y frunció el ceño profundamente antes de soltar a Aiden de su agarre.
—Está bien. ¡Lo investigaré por mi cuenta!
Aiden sacudió la cabeza.
—No hay nada que investigar. Créeme. Solo perderás tu tiempo.
Cherry agitó su dedo índice frente a Aiden.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡Tengo que descubrir la verdad por mí misma! Stephen no me dirá nada... ¡por esa maldita confidencialidad médico-paciente!
Cherry agarró su botella de cerveza y la terminó de un trago.
