Día Diez...
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Al final, Abigail acabó comprando un arma paralizante y spray pimienta. Obedeció las sugerencias de Rosa Negra. Además, podía sentir su sinceridad y preocupación por su seguridad. Rosa Negra siempre había sido amable, dulce y atenta con todos en la hermandad.
Pero su actitud y comportamiento eventualmente cambiaron después de aquella trágica noche. Su corazón se volvió frío tras perder a sus hermanas. ¡No hermanas de sangre sino de corazón! Formaban parte de su familia, por lo que también tenía un profundo resentimiento hacia Nathan, el Líder Supremo de la Mafia Sifiruz.
—Gracias por acompañarme. Espero no haber hecho que pierdas tu tiempo. ¿Te causé muchas molestias hoy? —preguntó Abigail a Rosa Negra al salir de la tienda.
Ella ya llevaba la bolsa de papel que contenía el arma paralizante y el spray pimienta. También compró algunos dispositivos de espionaje. Los dispositivos de espionaje eran costosos, así que solo logró comprar uno y dos artículos.
