—Oh, pensé que quizá tú... —Wu Jin hizo una pausa cuando notó que la expresión de Song Yan no era la correcta, carraspeó y luego giró ligeramente la cabeza para apartar la mirada de ella, llevando su puño a la boca mientras tosía contra él—. De todos modos, me sorprende verte aquí, cuñada.
—Apuesto a que no estás tan sorprendido como yo —afirmó Song Yan mientras lo miraba, cruzó los brazos y examinó cuidadosamente su rostro cuando notó que Wu Jin evitaba su mirada, sus labios se curvaron con desdén—. Imagina mi sorpresa cuando vi a una chica enferma y frágil asesinando a un montón de personas, te di tiempo para que vinieras y me contaras qué tipo de demonio estaba ocultando tu hermana, no para que le dieras a tu hermana tiempo extra para tener una comida decente.