—Tengo que decirlo, esa mujer realmente es demasiado —Fang Yanli lanzó una mirada de disgusto a las dos cosas que saltaban detrás de ellos y frunció el ceño—. No solo quiere arrebatar tu suerte, quiere asegurarse de que nunca vivas otro día. Mira esas cosas, ¿dónde diablos las consiguió?
—Song Yan no se volvió, pero podía ver a los dos Jiangshis que la seguían —un Jiangshi era una combinación fatal de un zombi y un vampiro, no solo succionaba la sangre de un ser vivo sino que también succionaba la energía yang de sus víctimas—, en el segundo en que un Jiangshi se hace con un ser vivo, o bien convierte al ser en uno de ellos o lo destruye de tal manera que sus almas nunca serían capaces de reencarnar.
