—¿Quién era, Song Lan? ¿Quién te llamó tan temprano en la mañana? —El reloj apenas había dado las diez y ya alguien llamaba a su hermana. Song Lingyan estaba preocupado de que el Fu - a quien no se debe nombrar - Sheng despertara de su aturdimiento y comenzara a causar problemas a su hermana. Por lo tanto, aunque su esposa le taladraba la cabeza con la mirada, nada detenía a Song Lingyan.
¡No podía permitir que nadie aprovechara a su hermana!
Song Yan relegó sus preocupaciones al fondo de su mente, no temía a Liao Jiming ni a Li Ruo, los dos pueden planear cuanto quieran, pero al final, sería ella quien los haría bailar a su son como marionetas. —No es nada, mi gerente solo quiere que regrese a la empresa.