—Bueno, eso fue un golpe duro, ¿no? Fu Rong sentía como si una piedra le bloqueara la tráquea y todo lo que podía hacer era tragarse sus palabras. Así es, ella y su tercer hermano habían causado muchos problemas a su segunda cuñada, con todas esas cosas que habían hecho en el pasado ya era suficiente que su segunda cuñada no dejara que los fantasmas les asustaran vivos, entonces ¿qué derecho tenían de llamarla y pedirle ayuda?