—Mengxi?
Después de escuchar el grito del guardia detrás de la puerta, Bai Yanluo retiró inmediatamente su atención de sus pensamientos, revelando una expresión sorprendida.
Después de la sorpresa llegó la alegría.
Una sonrisa brillante apareció instantáneamente en el rostro de la chica de pelo blanco,
—¿Mengxi ha vuelto?! Genial, parece que está bien.
En respuesta a las palabras de Bai Yanluo, Nick le lanzó a este Apóstol del Cielo otra mirada despectiva:
—¡Si ella estuviera en problemas, no estaría simplemente gritándote! Abandonar tu puesto para ir a buscar al Señor de los Demonios, y dejarme a mí y a la Niña del Destino atrás, realmente tienes agallas, Bai Yanluo!
—Yo... lo siento, yo... no quise...
—Hmph...
Nick resopló fríamente.
Sin palabras ante la impulsividad y la imprudencia de Bai Yanluo, Nick ya se había dado por vencido.
Aunque la había educado incontables veces, el efecto siempre era mínimo.
Así que,
