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—¡Bárbaros, después de confabular con demonios abisales, ya es una misericordia de Su Majestad permitiros ir a la capital imperial para un juicio justo. Eso es suficiente respeto para vosotros. ¿Qué más queréis?
No solo era el tono lleno de desdén,
la expresión de este caballero estaba incluso llena de hostilidad,
parecía que si ella dijera unas palabras más, la otra parte lanzaría un ataque en su contra.
Yumo no pudo evitar fruncir el ceño, y Dora y las otras doncellas cercanas se apresuraron a tratar de retener a Yumo, no queriendo que ella provocara al hombre frente a ellos. Mientras tanto, las doncellas también estaban increíblemente asombradas, ya que su usualmente tímida y temerosa señora ahora se atrevía a confrontar a un feroz caballero real. Además, su tono no era para nada temeroso, incluso llevaba un atisbo de frialdad...
Sin embargo, los esfuerzos de las doncellas fracasaron en última instancia.