—Esto,
—¿Es esto algún tipo de broma? —preguntó Bernard mientras sacudía la cabeza incrédulo.
—Mientras miraba al cielo, el sol radiante que antes brillaba sobre las Montañas Neville había desaparecido. ¡Una masa de nubes carmesí había aparecido de repente sobre sus cabezas, bloqueando la luz del sol! Llenaba todas las Montañas Neville con un extraño resplandor rojo.
—Además,
—A una inspección más cercana,
—¡Lo que estaba en el cielo no eran nubes ordinarias! ¡Era un enjambre interminable de mariposas color sangre! ¡El cielo sobre las Montañas Neville estaba completamente oscurecido por mariposas de sangre!
—Las mariposas,
—Eran criaturas típicamente hermosas.
—Sin embargo,
—Las mariposas en el cielo evocaban en Bernard un sentimiento indescriptible de inquietud,
—Sombrío, opresivo, horroroso...
—Además, su mero número era escalofriante.
