Recuerdo un dicho: hay gente que nunca se masturbó en toda su vida, pero no hay nadie que solo lo haya hecho una vez.
Sí. Ahora sabía que era verdad.
Me desperté bien la mañana siguiente, probablemente porque ya había descargado el día anterior, y Natha se abstuvo de tocarme toda la noche, como prometió. Siempre terminaba enrollándome en su abrazo mientras dormía, pero aún así estaba a salvo cuando desperté.
Una noche de sueño tranquilo también pareció calmar un poco mi mente, y aunque todavía no podía evitar sonrojarme un poco por la intimidad, ya no estaba excesivamente perturbado y me estremecía con cada toque.
Wow, estaba tan orgulloso de mí mismo y valientemente acepté su beso de despedida después del desayuno.
Oh, tú inocente almita.
Pasé la noche angustiándome por su olor residual en toda la cama y la almohada, y eso solo me recordaba cómo podía oler todo eso cuando él me envolvía por detrás y me besaba el cuello y me tocaba el pecho y me acariciaba y...
