—Andrew estaba tan feliz. Estaba feliz por Kendall desde lo más profundo de su corazón. También estaba contento de no haber tenido éxito en el asesinato; de lo contrario, nunca se perdonaría en esta vida. Muy bien.
—Andrew se acostó en la cama, sonriendo, con lágrimas corriendo por las esquinas de sus ojos. —Eso es genial, has escapado con éxito de la oscuridad y renacido de las cenizas. Damien debe de ser muy bueno, por eso te gustará y dependerás de él, ¿verdad? —Muy bien.
—Al día siguiente, Andrew todavía estaba dormido cuando el timbre lo despertó. Era Yana quien había venido. Su boca estaba un poco rota, pero estaba muy preocupada por su amiga —¿Cómo estás, estás bien, quieres asesinar a Kendall?
—No. —Andrew negó con la cabeza.
—¿Por qué? ¿El empleador canceló la misión? —Yana estaba sorprendida.
—Kendall es Lucifer. —El tono de Andrew era ligero.
—¿Qué?! —Yana elevó el volumen bruscamente.
