Sebastián quería humillar a Kendall pero también quería aprovecharse de ella.
Su mano tacaña apuntó directamente hacia Kendall.
Kendall se levantó, inexpresiva, y lo abofeteó con su revés.
—¡Zas!
—¡Lanzó a Sebastián y su silla al suelo juntos!
—¡Ah! —Sebastián golpeó su cabeza contra el suelo, su cabeza zumbaba y el lugar donde fue golpeado se hinchó con marcas de la bofetada.
Los estudiantes alrededor se retractaron al unísono, alejándose del centro del incidente, pero nadie los detuvo.
Porque Sebastián es realmente malintencionado.
También debido al estatus actual de Kendall, ellos no se pueden dar el lujo de ofenderla. Incluso si Sebastián no fuera despreciable, no se atreverían a detener a Kendall.
Sebastián recuperó su fuerza, se levantó del suelo, la miró con ojos rojos, levantó su mano y quiso abofetear a Kendall en la cara, y dijo con aspereza,
—Pequeña perra, te atreves a golpearme, ¡eres una cosa sin vergüenza!
