Kendall se declaró en bancarrota y regresó al caserón de la Familia Knight.
Al escuchar sobre su hazaña en el Este hoy, Damien, que estaba sentado en el sofá, se quedó inmóvil por un momento y luego estalló en carcajadas continuas.
Él atrajo a Kendall hacia sus brazos, sus ojos profundos y estrechos se curvaron ligeramente. —Realmente, no tienes que ir a ellos. Ellos cederán en menos de medio año.
Kendall frunció el ceño. —Pero en medio año, siempre serán molestos. No podrás dormir bien.
Los ojos de Damien perdieron la sonrisa, reemplazados por gentileza y emoción. —Si tú actúas, ¿no accederán? ¿Realmente vas a tomar medidas contra ellos?
Kendall frunció el ceño más fuerte. —Por supuesto que no. Ellos son tus mayores. Aunque son un poco rígidos en su pensamiento, realmente se preocupan por la Familia Knight. Si los lastimo, ¿no te pondrá eso en un lugar de deslealtad e injusticia? Solo los estoy asustando. Si no están de acuerdo, me sentaré y razonaré con ellos.
