Kendall se quedó donde estaba.
El resto de los estudiantes recibieron la orden y rápidamente descendieron la montaña como si huyesen.
—¿Kendall, no te vas? —Asher, que estaba a punto de irse con el equipo, vio a Kendall agachada en el lugar con ojos firmes y al verlo sus pupilas se encogieron—. ¿Quieres entrar y salvarlos?
Él conocía muy bien los ojos de Kendall.
¡La aparición de esa mirada significa que debe lograr algo!
Y el temperamento de Kendall es frío por fuera y caliente por dentro, ¡él lo sabe! Las vidas de los estudiantes de la Clase 7 y de Jenny están en peligro, ¡y definitivamente no va a dejarlas morir!
—Sí —Kendall dijo con calma y haciendo un gesto hacia atrás—. Ustedes vayan primero.
—Si tú no te vas, yo tampoco me voy —Vincent se agachó de nuevo con una expresión solemne.
—¡Yo también quiero salvarlos! —Asher se agachó, con los ojos enrojecidos.