Al día siguiente.
Kendall se cambió al uniforme del equipo blanco que Alex le había dado. Era una camiseta de buena textura con el logo de un pájaro azul diseñado por Alex impreso en la espalda. Salió del dormitorio principal.
En la planta baja, Damien estaba sentado en la mesa de la cocina leyendo un periódico, con una taza de café humeante en la mano.
El sirviente estaba preparando desayuno para dos en la cocina.
Uno para Damien, otro para Kendall.
—Morning.
Al oír sus pasos, el hombre desvió la mirada del periódico y sonrió a Kendall.
Kendall encontró esa sonrisa muy agradable a la vista.
Nunca había prestado demasiada atención a la apariencia de Damien, pero su belleza celestial siempre lograba que ella los admirara desde el fondo de su corazón en ciertos momentos.
—Morning.
Descendió lentamente por las escaleras hacia la mesa del comedor.
Al pasar por Damien, se detuvo y encontró un pequeño punto brillante en la pared frente a él.
Su cerebro corría a toda velocidad.