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—La batalla ha terminado. —Kendall estaba sonrojada por completo, el final de sus ojos estaba enrojecido, derramó dos lágrimas y parecía miserable como si la planta hubiera sido golpeada por una lluvia repentina. Se sentía como un pequeño bote en el mar, subiendo y bajando. —Kendall... —El instigador besó las lágrimas de las esquinas de sus ojos, con una maldita sonrisa ronca en su voz—. Solía sentir dolor cuando te veía llorar, pero ahora me doy cuenta de que cuando lloras, no tienes estilo. Quería que ella llorara más. Qué idea tan terrible. —¿Por qué tú...? —Los ojos de Kendall estaban asombrados y su voz era suave—. ¿Has olvidado? Te dije antes del examen de ingreso a la universidad que quiero pedir intereses.