El molesto sonido del despertador llenó la habitación, arrancándome de mi dulce sueño. Con un suspiro, apagué la alarma y me senté en la cama, tratando de despejarme.
"Mamá, ¿puedes apagar ese ruido molesto?", grité hacia la puerta.
"¡Ya lo hice! ¡Estás soñando despierta de nuevo!", respondió mi madre, burlonamente, desde la cocina.
Rodé los ojos y me levanté de la cama. Otro dia aburrido en la escuela.
Después de una ducha rápida, bajé las escaleras hacia la cocina, donde el aroma del café recién hecho me saludó. Mi madre estaba ocupada preparando el desayuno, tarareando una melodía alegre.
"Buenos días, dormilona", dijo, con una sonrisa divertida.
"Buenos días, mamá", respondí, sentándome en la mesa.
Después del desayuno, me dirigí a la puerta con mi mochila al hombro. Antes de salir, mi madre me detuvo.
"¡No te olvides de tu almuerzo!", gritó desde la cocina.
"¡Gracias, mamá!", respondí, apresurándome a salir.
Al caminar hacia la escuela, me encontré con mi vecino, y mejor amigo Alex, en el camino.
"¿Qué tal si esta vez llegamos a tiempo?", bromeó, con una sonrisa pícara.
"¡No cuentes con ello!" respondí, riendo.
Mientras nos acercábamos a la escuela, escuchamos el
sonido familiar de las risas y las conversaciones de nuestros compañeros de clase que se dirigían en la misma dirección.
"¿Qué crees que nos espera hoy en clase de matemáticas?", pregunté a Alex, tratando de romper el silencio.
"Probablemente más ecuaciones imposibles de resolver", respondió con un suspiro. "Pero al menos tendremos el almuerzo para esperar".
Asentí con la cabeza, compartiendo su sentimiento. La perspectiva de otro día lleno de problemas matemáticos , pero al menos tendríamos algo que esperar en el almuerzo.
Al llegar a la escuela, nos separamos para dirigirnos a nuestras respectivas aulas. Mientras caminaba por los pasillos, me preparé mentalmente para enfrentar Aunque sabía que no sería fácil, estaba decidida a hacer lo mejor que pudiera y a encontrar algo de diversión en el proceso.
Con la determinación renovada, entré en mi clase y me preparé para sumergirme en otro día de aprendizaje en la escuela. Quién sabe, tal vez este día sería diferente de los demás.
En la clase de matemáticas, el Sr. Johnson estaba explicando una nueva lección sobre álgebra mientras yo intentaba mantenerme despierta.
"¡Presten atención, chicos!", exclamó el Sr. Johnson, agitando sus brazos con exigencia. "Esto es importante si quieren pasar el próximo examen".
Alex me lanzó una mirada de complicidad desde el otro lado del salón y rodé los ojos con diversión. El Sr. Johnson siempre estaba muy exigente
por las matemáticas, pero a mí me costaba encontrar la misma pasión por las ecuaciones y los números.
Después de la clase de matemáticas, era hora del almuerzo. Alex y yo nos encontramos en el patio y nos dirigimos hacia nuestra mesa habitual.
"¿Qué tal si probamos el nuevo restaurante de tacos que abrieron cerca de la escuela ,valeria?", sugirió Alex, señalando hacia el otro lado de la calle.
"¡Suena genial!", respondí, emocionada ante la idea de algo diferente para el almuerzo.
Mientras disfrutábamos de nuestros tacos bajo el sol de la tarde, Alex y yo hablamos sobre todo, desde los últimos episodios de nuestra serie favorita hasta los planes para el fin de semana.
"¿Vas a la fiesta de Ashley el viernes por la noche?", preguntó Alex, tomando un sorbo de su refresco.
"Probablemente no", respondí encogiéndome de hombros. "Aunque no soy muy fanática de las fiestas, será bueno salir un poco".
Después del almuerzo, nos dirigimos juntos a nuestra próxima clase, bromeando y riendo por el camino. Aunque el día había comenzado como cualquier otro, me di cuenta de que siempre había espacio para un poco de diversión y risas, incluso en medio de la monotonía de la escuela.
Después de la clase de matemáticas, mientras Alex y yo nos abríamos paso por los bulliciosos pasillos, una conversación captó nuestra atención.
"¿Has escuchado sobre la princesa perdida?", preguntó una voz emocionada a nuestro paso.
"¡Sí, claro! Dicen que. desapareció hace años, y aún no se sabe dónde está", respondió otro estudiante, con entusiasmo y curiosidad en los ojos.
Intrigados por las historias que escuchábamos, nos detuvimos para unirnos a la conversación. "¿Quién era esta princesa perdida?", pregunté, sintiendo cómo la curiosidad despertaba en mí.
"Se dice que era la hija de los reyes de un lejano reino, pero desapareció misteriosamente cuando era solo una bebe", explicó otro estudiante, su voz llena de emoción. "Y desde entonces, la búsqueda de la princesa perdida ha sido una leyenda en nuestro país".
Alex y yo intercambiamos miradas, compartiendo la misma sensación de asombro y curiosidad. Sabíamos que no podíamos ignorar el misterio que rodeaba a la princesa perdida.
En otro lugar, en un majestuoso palacio lejano de todo, la reina miraba por la ventana con preocupación en su rostro. A su lado, el rey se unió a ella, su expresión igualmente sombría.
"¿Crees que alguna vez la encontraremos?", preguntó la reina, sus ojos llenos de esperanza y angustia.
El rey asintió solemnemente. "Lo encontraremos, mi amor", dijo con determinación. "No descansaremos hasta que nuestra hija regrese a casa".