En el pasado se habló de una historia de aventuras, un mundo lleno de misterios, paisajes increíbles, y un lugar en donde podrías encontrar todo lo que has anhelado. Muchos se dieron la tarea de buscarla, pero nadie ha podido encontrar dicho lugar. Las historias fueron creciendo más y más, hasta que llegó a oídos de una pequeña, llamada Reyka originaria de los infernales desiertos de Alveria, un país donde reina el calor abrasador, donde la lluvia o nubes son difíciles de ver. Reyka escuchó la historia y todo lo que podía ofrecer ese lugar, la emoción en ella crecía, cada vez que alguien hablaba del tema. Hasta que un día, decidió emprender su viaje, y en realidad no dejaba nada atrás, ya que al ser un lobo del desierto, era menospreciada por la mayoría de los ciudadanos, con ello no hubo obstáculo que la detuviera. Así comenzó su travesía, dejando atrás todo lo que sufrió desde su infancia. En Alveria nunca más se sabría de ella, el tiempo pasó y su historia recorría cada punto en el mundo, se dice que tuvo muchas aventuras y batallas contra piratas. Muchos aseguraban haberla conocido, y que era capitana de un imponente navío, algunos mencionan que se unió a la marina, otros más, mencionan que se volvió pirata.
Pero, lo más emocionante de cada relato, es que pudo encontrar lo que tanto busco, unos más decían que se perdió, incluso que pereció en su travesía. Los años pasaron uno tras otro, la mayoría de las personas ya no la recordaba, y su historia fue siendo olvidada, como si se tratara de un personaje que nunca hubiera existido. Es aquí donde la historia se convirtió en una leyenda, y posteriormente en mito, que contaban los abuelos a sus nietos por las noches.
Hasta que un día, del mes de agosto de 1993 todo cambió, durante una expedición en donde, unos viajeros exploradores, se encontraban investigando cerca de los ríos del país de Azusa, uno de ellos se percató que había un objeto raro cubierto por tierra, lo tomó y al limpiarlo pudo apreciar que se trataba de un libro, al abrirlo observó que la escritura aún era visible, en el cual redacta acontecimientos de una persona, en busca de un lugar sin igual, donde imponentes torres eran adornados por destellantes colores en el cielo, en el también mencionan recorridos por todo el mundo y sus batallas.
La información fue publicada en cada región del mundo, siendo colocados en pancartas informativas, y la gente al ver esas publicaciones de aquel descubrimiento, supieron que aquellos cuentos que les contaban de niños eran verdad, y fue así como muchas personas querían realizar su propia búsqueda, que se había dado hace 250 años atrás.
Pero, algo en esta historia, despierta aún más el interés para buscar dicho lugar, dado que el libro tiene el nombre del autor en sus últimas páginas, en donde está escrito las siguientes palabras.
"Hoy 17 de marzo de 1874, la Marina me condecoró con un título, por detener a ladrones, extorsionadores y piratas durante mi travesía, me siento muy contenta por lo que he logrado. Pero de algo estoy segura, y es que el nombre de Reyka, será conocido por todo el mundo. Porque ya falta poco para que llegue a las torres de las Auroras".
Una nueva historia está por iniciar, para una joven llamada Kyoko, que vive con un panadero en la ciudad de la perla, un lugar dedicado al comercio. Ella nunca conoció a sus padres, pero el señor William, ha sido una buena persona, brindándole todo lo que tiene a su alcance, y para ella tampoco ha sido fácil, y es aquí donde su historia tiene su inicio.
LAS TORRES DE LAS AURORAS
Capítulo 1
Un nuevo comienzo.
"Ciudad de la perla, en la actualidad."
Esta ciudad tiene algo en particular, ya que es uno de los puntos más importantes, de carga y descarga de materia prima, minerales y consumibles, de todo el país de Palmar. Sin duda el punto fuerte de la economía, se la debía a la ciudad de la Perla, y aunque no era la capital, la ciudad contaba con muchos beneficios pero, la piratería hace que una parte de sus ingresos, sean distribuidos por todo el país, para salvaguardar la vida de los ciudadanos, y el dieciseisavo cuartel de la marina, tiene la gran responsabilidad de proteger.
En todo este lugar lleno de comercios, almacenes, mercados y un sin fin de establecimientos, hay una panadería cuyo dueño, es un señor de 58 años llamado William, y a su cargo una pequeña jovencita de 15 años, llamada Kyoko.
La panadería está surtida con los mejores panes, inclusive se dice que son los mejores de todo el país. Y dentro se encuentra ella, en la cocina, trabajando como todas las mañanas, una joven de cabello lacio y largo color castaño, su piel color blanca, y sus ojos color café oscuro. Y aunque no se vista como otras jovencitas, ella se siente bien así. Y como de costumbre se acerca la primera clienta del día.
La señora Olivia, dueña de la zapatería central, toma un par de panqué de pasas, roles de canela y sus panecillos favoritos pan trenzado, una vez terminado se dirige a pagar, y alegremente dice.
- Excelente mañana, ¿verdad Willian?
El señor William la mira, sonríe y contesta.
- Sí, por supuesto señora Olivia, y veo que el pan trenzado sigue siendo su favorito.
La señora Olivia sonríe apenada.
- A decir verdad, me gustaría que los hicieras todos los días pero, el esperar por ellos, cada semana vale mucho la pena.
El señor William se siente contento, y mirando hacia la cocina, le responde a la señora Olivia.
- Me alegro que sea así, y es buena noticia saber que le gustó el pan de la semana pasada pero, yo no los prepare, está vez Kyoko los preparo.
La señora Olivia impresionada, la ve a la distancia trabajando, esforzándose como todos los días.
- Vaya, es increíble no sentí un cambio en ellos, eres muy bueno enseñando.
William está alegre y le cuenta a la señora Olivia, que Kyoko se ha estado esforzándose cada día. La señora Olivia, agradeció por el pan y mandado sus mejores deseos a Kyoko, está se retiró. Y el señor William se despide como de costumbre.
- Muchas gracias por su compra señora Olivia, vuelva pronto.
Al poco tiempo, un joven entra y pide que lo atiendan, de una manera muy poco amigable. Ese joven arrogante, se llama Oliver y es el hijo menor del capitán de la marina. Oliver se dirige hacia William, el cuál estaba ocupado con una bandeja de pan caliente, y le dice.
- Buen día señor William, me da un baguette y dos panqué con nuez.
El señor William lo ve y pide ayuda a Kyoko.
- Claro joven Oliver, un momento. Kyoko atiende al joven Oliver...
Pero, Kyoko no respondía así que el señor William siguió insistiendo.
- Kyoko, Kyoko... Kyoko.
Ella estaba distraída, y su mirada solo se enfoca en la masa que estaba preparando, y como de costumbre, recordaba la historia que escuchó de pequeña, y finalmente escuchó que gritaban su nombre, y lo que habían ordenado, corrió hasta el mostrador y respondió.
- Perdón ya llegué, buenos días, enseguida lo atiendo, dos panqué de pasas y tres baguettes.
Oliver se percata que no escuchó lo que él pidió y la detiene alzando la voz.
- Espera niña, eso no fue lo que pedí.
Kyoko avergonzada le responde.
- Lo siento mucho, pensé que había ordenado esto.
El señor William a menudo, se enfrentaba a lo distraída que era su aprendiz.
- Hay Kyoko, otra vez en las nubes. Aquí tienes hijo, gracias por tu compra.
Oliver asiente con la cabeza y mientras ve a Kyoko le dice.
- Muchas gracias señor William, siempre sabía que podría contar con usted. Lastima que no puedo decir lo mismo de su ayudante.
Lamentablemente algunas personas, se muestran diferente con Kyoko y uno de ellos, era Oliver y burlándose le dice.
- Se ve que nunca cambiarás, adiós rara.
Kyoko no pudo contener su enojo.
- Yo no soy rara, pequeña pulga.
El señor William le cubre la boca, ya que no es primera vez que esos dos se pelean.
- Kyoko, debes tener más respeto con los clientes.
Kyoko enojada y frustrada le contesta.
- Él fue quien empezó, la mayoría de esta ciudad se burla de mí. Solo desearía que me tratarán de mejor manera.
El señor William, sabe lo que sufría Kyoko, y es por ello que casi siempre, preguntaba sobre su tema favorito.
- Déjame adivinar, sigues pensando en la historia que escuchaste de pequeña. ¿No es así?
Kyoko no podía contener su emoción, y cada vez que tocaban el tema, y mirando por la ventana decía.
- Si, cada día pienso en ella. Y espero algún día, seguir sus pasos y ver las torres de las auroras, con mis propios ojos.
El señor William sabía que era un tema que la reconfortaba pero, él era una persona realista y ser positivo no iba con él.
- Hija, es solo una historia de hace muchos años, y nadie la ha encontrado.
Kyoko lo miró y con mucha emoción le dijo.
- Sé que nadie las ha encontrado, pero hace unos años encontraron el libro de Reyka, la aventurera de Alveria, yo sé que existe, y un día las voy a encontrar y tanto Oliver como los demás que osaron reírse de mí, tendrán que decir que las torres sí existen, y me pedirán perdón.
El señor William no podía cortar su inspiración pero, algo cambió en él, como si un recuerdo llegase. Al final sabía que la panadería no se atenderá sola.
- Puede que sí exista pero, lo que ya está por terminarse, son los panqués, así que preparemos más.
Kyoko siempre había tenido una duda, pero el tener la respuesta, era su miedo a la vez, sin más tomó valor y preguntó en voz baja.
- Señor William, usted de verdad, no conoce a mis padres. Todos los niños se burlaban de mí por no tenerlos. Aunque Reyka tampoco los tenía, eso me da un poco de fuerza para no llorar.
El señor William, la vio y sabía que no podría evadir esas palabras, dejando lo que estaban haciendo en la mesa, su mirada se posó en kyoko y le dijo.
- No Kyoko, la verdad es que no los conocí, solo un día estaba por ir al muelle, y al abrir mi puerta, vi a una bebé en una cesta de mimbre, lo demás es historia. Pero, lo que sí sé, es que has sido una señorita muy bien portada.
Kyoko algo decepcionada, bajo su mirada y sus manos apretaron fuertemente su ropa, pudo sentir mucha frustración. La satisfacción se fue perdiendo, por un momento podría haber sabido de dónde venía, saber sus raíces y así se lo expresó al señor William.
- Si tan solo pudiera saber quiénes fueron mis padres, tal vez mi vida no hubiera estado llena de burlas, cuánto me hubiera gustado ver a mi mamá durante las fiestas, y poder verla en los festivales.
William, sabía lo que pasó Kyoko en la escuela, tanto que decidió dejar sus estudios y trabajar con él, pero en ese momento solo se le ocurrió decir.
- Hija, solo son palabras, aparte me tienes a mí.
Kyoko se sintió incomprendida, y una lágrima pasaba por su mejilla, su rostro mostraba mucho coraje y no pudo contener su sentir.
- Sabe, siempre había querido saber ¿Cómo fue que me encontró? En mi mente me forje muchas escenas pero, nunca pensé que me hubieran dejado a mi suerte, cómo es posible que no me quisieran.
El señor William no sabía, cómo calmar a Kyoko, el verla llorar, ver su frustración, y el recordar cuando una Kyoko de 5 años que llegaba corriendo hacia él, con lágrimas en sus mejillas, triste le decía, hoy se burlaron de mí por qué no tengo padres, así fue todo los días y en los festivales no podría participar, ya que eran actividades de padres e hijos, y solo miraba por las ventanas del salón, como los demás se divertían. Y ahora ver a una kyoko de 15 años llorando por odio fue su límite, él fue hacia ella y la abrazó a su vez le dijo.
- Mi pequeña Kyoko se lo que sufrías, y te pido perdón por no haberte comprendido antes. Solo soy un viejo que nunca fue padre, nunca supe cómo ayudarte, y solo pude darte lo que pude.
Kyoko lo abrazó muy fuerte y su odio cambió a tristeza.
- Si tan solo, fuera más fuerte pero nunca pude defenderme. Mi única fortaleza fue querer ser cómo ella, ser cómo Reyka. Es lo único que me mantiene feliz. Pero ese sueño cada vez más, se va alejando de mí, y es lo que más me frustra.
El señor William la tranquilizó, y platicaron de todas las aventuras de Reyka. Kyoko poco a poco fue cambiando su expresión. Si tan solo pudiera hacer algo más por ella, pero que podría hacer un panadero, pensaba William. De pronto la conversación fue interrumpida, por un guardia de la ciudad, que entró rápidamente, y cerró la puerta con seguro, y se dirigió hacia William muy seriamente, dijo con voz baja.
- William, necesito hablar contigo a solas, es algo muy importante, Kyoko nos podrías...
El señor William sabía que algo malo estaba por ocurrir, pero se comportó como de costumbre.
- Claro enseguida amigo Sedrick tiempo sin verte, Kyoko podrías preparar más pan, prometo continuar la conversación.
Kyoko accedió, se dirigió hacia la cocina contenta, y mientras ella preparaba los panqués, el señor William y Sedrick, un guardia de la zona, hablaron muy seriamente.
- William, pon atención a lo que vas a escuchar; al puerto del país ha llegado un comandante del país de Élerton.
William confundido lo mira y le pregunta.
- ¿Del país de los guerreros dragones? Y bueno ¿qué es lo que buscan?
Sedrick, mirando hacia la cocina en donde está Kyoko, se asegura de que no sospeche nada.
- William, están buscando a una niña de 15 años, con los siguientes rasgos; piel blanca, con un ojo color azul y el otro rosado, sobretodo por su cabello de color plata.
El señor William, no había dicho toda la verdad a Kyoko y su preocupación se hizo notar.
- No puede ser, Mi pequeña Kyoko. Pero qué tiene que ver, todo esto con...
Sedrick lo interrumpió, y tomándolo del brazo le dijo.
- Tienen que irse de aquí. Ellos llegarán a la ciudad, en tres días, después de pasar Palmeira, Astrania y Prados.
William a un confundido pregunta.
- ¿Pero qué querrán con Kyoko? Muchas gracias.
Sedrick insiste.
- A más tardar, mañana deben irse. Un barco mercante los esperará, el capitán es amigo mío. Los estará esperando en el muelle número 3, a las 11 de la mañana.
William con nervios le respondió a Sedrick.
- Pero, ¿Qué pasará con mi panadería? Sería muy repentino irnos así.
Sedrick le dijo al señor William con seriedad.
- Ya sabes lo que pasó hace 15 años William, tu bien sabes que algún día debiste, y debes decírselo, que tú también buscabas ese sitio. Hiciste lo que pudiste y criaste a una muy buena niña, pero si dejas que ese hombre se la lleve, sería el mayor error de toda tu vida William.
De pronto Kyoko se acercó a los dos, sin sospechar nada.
- Señor William, disculpe la interrupción, pero ya terminé. El pan está en el horno ¿Sucede algo?
William asustado tuvo que improvisar un poco, pero las palabras de Sedrick, lo dejaron preocupado.
- Kyoko, se que es repentino pero, busca tu ropa y ponla en tu maletas, yo haré lo mismo. Nos iremos por una temporada de la ciudad.
Kyoko le respondió confundida y sospechando que algo no estaba bien.
- Así de la nada, es una broma verdad.
El señor William supo que sus palabras fueron muy directas y ahora tenía que dar una explicación.
- Es solo por un tiempo, son como vacaciones, es más iremos con una amiga. ¿Te gusta la idea, Kyoko?
Kyoko al final, siguió las indicaciones del señor William, pero sentía que algo no estaba bien. En la mañana siguiente, el señor William y Kyoko, salieron de la panadería a las 10:15 de la mañana, se dirigieron al puerto con dirección, al muelle tres y mientras se acercaban, el señor William tenía una petición para el capitán, esperando que fuera aceptada, pero a la vez sabía que Kyoko, no aceptaría dichas palabras.
En la entrada al muelle se aprecia, un letrero en cuál está escrito, el número 3, las palabras carga y descarga de material. Kyoko nunca había entrado a los muelles, ya que sólo iban por suministros a los almacenes que están dentro del puerto. Para ella todo eso es nuevo, pero al leer el letrero, se percata que era diferente al muelle de pasajeros, y cuando se dio cuenta, que ahí no puede abordar nadie, supo que algo no estaba bien. Mientras tanto el señor William tomó mucha fuerza de voluntad y nervioso se dirigió hacia el capitán.
- Buenos días capitán Isaac. Mi nombre es William y ella es mi pequeña Kyoko. Mi joven amigo Sedrick, me platico de usted. Y quiero pedirle un enorme favor. Cuide mucho de mi pequeña Kyoko, por favor.
Kyoko, dejó de sospechar y confirmó que algo malo sucedía y confundida se dirigió hacia el señor William.
- Pero ¿Qué está diciendo? Usted dijo que iríamos de vacaciones. ¿Por qué pide eso al capitán?
El señor William, miró a Kyoko con seriedad y nervioso.
- Hay cosas que no puedo decir ahora. Pero solo puedo decirte, que te cuides mucho.
El capitán sabía lo que sucedía pero, no toda la verdad, ya que Sedrick le inventó una escena totalmente diferente. Y no sospechaba nada. Por su lado Kyoko seguía incrédula con lo que escuchaba.
- Es mentira ¿Verdad? ¿Cómo puede dejarme sola? Usted también se alejara de mí.
El señor William, no pudo más y le dijo una pequeña parte de la verdad, acompañada con una mentira, así no sospecharía de lo que sucedía.
- Desde que escuchaste esa historia, siempre quisiste hacer lo mismo que ella. Y ahora tienes que irte por motivos personales. Si quiero salvar algo de mi, prefiero que seas tú.
Kyoko no sabía porqué de esa decisión, y tomando el brazo del señor William le dijo.
- Pero no comprendo porqué viajaré sola, ¿Que está sucediendo? no creo poder navegar sola.
William la tranquilizó con unas palabras, esperando que Kyoko aceptará.
- Yo se que estás lista para hacerlo. Es hora de ir de aventuras Kyoko, llegó la hora de demostrarle a todos en la ciudad que encontrarás lo que tanto has soñado. Te hago entrega de este libro. Escribe en él, todo lo que vivas en tu viaje. Por mí no te preocupes, yo estaré bien.
Kyoko supo, que no era una broma por parte del señor William. A un sin creerlo y asustada le dijo.
- Pero ¿Qué está diciendo?, es como si se despidiera de mí. ¿En verdad, no vendrá conmigo?
El señor William le dijo a Kyoko.
- Mi pequeña Kyoko, si te quedas puede que corras peligro, hay un comandante que busca señoritas, pero estoy seguro que sus intenciones no son buenas.
Kyoko le responde nerviosa.
- Pero qué tiene que ver eso, con que me dejara sola.
El señor William sabe que no podrá continuar con la conversación, tarde o temprano Kyoko sabrá que realmente sucede, y para terminar le entregó algo..
- Lee está carta, cuando estés en el reino de Alecia, por favor. Espero y me comprendas.
Kyoko respondió con asombro.
- El reino de los altos elfos, ese país está muy lejos de aquí.
El señor William la abrazo e insistiendo le dijo.
- En esta carta dice todo, léela en Alecia.
El Capitán Isaac interrumpió, ya que no podía continuar más tiempo en ese muelle y control marino, solicitaba su salida.
- Perdón por la interrupción, pero es hora de zarpar señor William, nuestra hora de salida es a las 11:10 de la mañana.
A la distancia se escucha al oficial decir.
- Quiten amarras, bajen las velas, sujeten todo a los barandales, zarparemos en unos instantes.
El señor William agradece al capitán y por última vez dice.
- Capitán, suplico que la cuide hasta llegar a su destino.
El Capitán Isaac, solo ve a un señor desesperado y una niña llevando sus manos a su rostros mientras llora, sabe que algo no está bien, pero solo le queda creer, en lo que dijo Sedrick y dirigiéndose hacia el señor William dice.
- Cuente con ello señor William, la cuidaremos mucho, por cierto, he recibido el paquete que me entregó Sedrick. ¿Qué hago con él?
El señor William lo toma del brazo y susurrando al oído le comenta.
- Entrégueselo a Kyoko, en cuanto llegue a Alecia por favor.
El capitán accedió, se despidió del señor William, para después ir hacia la timonería. El señor William regresó su mirada hacia Kyoko y la abrazó por última vez. Ella correspondió abrazándolo muy fuerte mientras lloraba. Era triste el no saber, ¿Cómo? y ¿Por qué?, navegaría sola. El señor William quería llorar, pero se esforzó por no hacerlo. Ya que el último recuerdo, que quería darle a Kyoko, era despedirla con una sonrisa.
Y al separarse del señor William, ella caminando desconsoladamente, para luego levantar su pie de la tierra que la vio crecer, para ponerla en la pasarela que unía al barco con el muelle, y supo que al levantar el otro pie y ponerlo en la pasarela, estaría en un barco que se alejaría poco a poco. Cada paso que daba Kyoko, se reflejaba en su rostro tristeza. El barco zarpó del muelle número tres, y mientras se alejaba, el señor William no pudo mantener su firmeza y lloro, al escuchar las últimas palabras de su pequeña Kyoko, la cual gritando y llorando decía.
- Señor William, le prometo seguir sus consejos, muchas gracias por cuidarme. Estaré de regreso. Prometo encontrar las torres de las auroras, lo prometo.
El señor William llorando le gritó.
- Hasta que encuentres las torres. Suerte mi pequeña. Cuídate mucho.
Kyoko levantando su mano se despedía.
- Adiós señor William, gracias por todo.
El señor William hacía lo mismo.
- Adiós Kyoko. Te estaré esperando.
Y en voz baja dijo, mientras se arrodillaba en el suelo con profunda tristeza y arrepentimiento.
- Perdóname Kyoko, por no decirte la verdad, puede que cuando leas la carta me odies, perdóname por usarte para cubrir mi pasado, pero viví a tu lado mis mejores años. Cuídate mucho y espero puedas perdonarme.
Sedrick lo vio, se acercó a él y le dijo.
- Amigo mío, hay cosas que no podemos cambiar, cometimos muchos errores de jóvenes, se que será difícil de creer, cómo fue que realmente la encontramos. Y se que ese comandante, pudo conseguir llegar al punto medio y por eso piensa que ella...
El señor William, se levanta con odio y dice.
- El punto medio, el maldito punto medio, debió decirle sobre la existencia de Kyoko, y que ella puede ser la respuesta a lo que busca.
Sedrick lo toma del hombro y le dice.
- Vamos amigo mío, es la hora de continuar con la segunda oportunidad que Kyoko nos dio.
El barco se alejaba, y solo se escuchaban las órdenes. El Oficial se llamaba Noel, e indicaba los pasos a seguir para la navegación.
- Marineros vela principal, punto bajo total.
Los marinero despliegan las velas, y el capitán tomó rumbo hacia Alecia, mientras tanto el barco se alejaba lentamente de la ciudad de la Perla, y ahora era tan solo una pequeña silueta, hasta desaparecer por completo, aunque ya no se lograba ver, Kyoko permaneció en la popa.
Los marineros le informaron al capitán, y se retiró de su puesto, dejando al oficial al timón, para hablar con una Kyoko totalmente desconsolada.
- Señorita, le mostraran su camarote. El viaje será de 5 días. El marinero Joel la llevará. Sé que es difícil pero, esto pudo haber sido lo mejor.
El marinero Joel se presentó ante ella.
- Señorita mi nombre es Joel, le serviré en lo que pueda, sígame le mostraré su camarote.
Kyoko lo sigue y entre los marineros, dicen algunas palabras, las cuales ella pudo escuchar mientras se dirigía a su camarote.
- Escuché que el comandante Ryo, llegará esta noche a la ciudad.
- Se suponía que iría a otras dos ciudades
- Tal vez cambió de opinión.
El capitán Isaac volteando a ver a sus marineros, les dice en voz alta.
- Guarden silencio. Aquí no hablen de eso.
Kyoko escuchó todo y su tristeza iba cambiando conforme decía.
- Mi primer viaje sola, no me dan explicaciones, Esperen... ¿Un comandante?...
Mira a los demás y sorprendida habla en voz alta.
- Están reclutando a jovencitas, por eso el señor William me trajo aquí. Un secuestrador anda detrás de mí.
Los marineros sabían lo que realmente sucedía, pero claro fue una mentira que Sedrick invento y todos la creyeron, pero por lo tanto, ellos opinaban lo siguiente de Kyoko.
- No tiene remedio está niña, es una tonta.
Kyoko se los quedó viendo confundida, y mientras los miraba les dijo.
- ¿Tonta yo? Ya me quiero bajar de este lugar.