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Chapter 6 - 10 de Junio de 1425, Isla de los Artipewos

Después de varios días navegando por mares inciertos, finalmente llegamos a nuestro primer destino: la isla de los Artipewos. La Explorum Nova Tevra avanzó a través de aguas cristalinas, sus velas ondeando suavemente mientras el barco se acercaba a las costas exuberantes, donde montañas onduladas se alzaban majestuosamente en el horizonte. La vista era simplemente asombrosa, un verdadero festín para los ojos.

A medida que nos acercábamos al muelle de la isla, podía sentir una mezcla de emoción y nerviosismo en el aire. Sabía que la cultura Artipewa era conocida por su hospitalidad y habilidad para comerciar. Había oído relatos sobre ellos, sobre cómo su gente había forjado alianzas con los reinos de Oftalmolecusamp, Yamet y Vorómada. Con cada ola que pasábamos, la anticipación crecía; el encuentro con estas gentes podría ser vital para nuestra expedición.

Cuando finalmente amarramos, la tripulación desembarcó con energía, y mis ojos se posaron en el muelle de madera que teníamos ante nosotros. Estaba adornado con intrincadas tallas de figuras mitológicas y símbolos tribales, una clara muestra de la rica historia y cultura de los Artipewos. Con los ojos llenos de curiosidad, observé a los nativos acercarse a nosotros.

Los Artipewos, con sus ropajes vibrantes, adornos de plumas y piedras preciosas, nos recibieron con una mezcla de curiosidad y calidez. No tardaron en acercarse a mí, y entre ellos estaba Siranak, el anciano líder, que se acercó con una sonrisa respetuosa en su rostro arrugado por los años.

Bienvenidos a nuestra isla, Sir Alaric —dijo, su voz resonando con autoridad y sabiduría—. Hemos escuchado hablar de su valiente empresa y estamos aquí para ofrecer nuestra ayuda.

Inclinando la cabeza en señal de respeto, respondí: —Agradezco profundamente su hospitalidad, Siranak. Estamos en busca de recursos que nos ayuden en nuestra travesía. La región que exploramos es desconocida y requerimos materiales que fortalezcan nuestro barco y sustenten a nuestra tripulación.

El anciano asintió con comprensión, sus ojos reflejando una profunda sabiduría.

En nuestro taller y almacén tenemos lo que necesitan. Sin embargo, también debemos pedirles que, al regresar a su reino, envíen más recursos a nuestra isla. Nuestros suministros están limitados y debemos prepararnos para el invierno que se aproxima.

Tomé nota de su petición, sabiendo que establecer una buena relación con ellos era crucial para el éxito de nuestra misión. Dirigiéndome al área de suministros, vi cómo los Artipewos habían reunido materiales que nos serían de gran utilidad: cuerdas reforzadas, madera resistente y herramientas especializadas para reparaciones. La tripulación se afanó en cargar los materiales a bordo mientras el cielo comenzaba a oscurecer, pintando la isla con tonos dorados y morados.

Mientras la tripulación trabajaba, aproveché la oportunidad para aprender más sobre la cultura local. Observé cómo los artesanos se movían con destreza en sus talleres, creando intrincadas piezas de joyería y tejidos, cada uno reflejando el profundo vínculo que tenían con su tierra. Me senté a escuchar las historias que compartían, narradas a través de canciones y relatos que parecían danzar en el aire, y me maravillaba con la riqueza de su tradición oral.

La noche finalmente cayó sobre la isla, y los Artipewos ofrecieron una cena de bienvenida en su aldea. La comida estaba llena de sabores exóticos que nunca había probado antes: pescados ahumados, tubérculos asados y frutas tropicales. Cada bocado era una revelación, una mezcla de dulzura y salinidad que me transportaba a un nuevo mundo.

La celebración incluyó danzas y cantos, un espectáculo de colores y sonidos que dejaba claro el profundo vínculo de los Artipewos con su tierra y sus ancestros. Mientras me unía a ellos en la celebración, me sentí parte de algo más grande, una conexión que trasciende el tiempo y el espacio.

Al terminar la cena, encontré un momento para hablar con Siranak nuevamente. —Agradecemos sinceramente su ayuda y la generosidad de su gente. Prometemos regresar a Oftalmolecusamp con más recursos para su isla.

Su sonrisa era cálida, llena de sabiduría y esperanza. —Que los dioses guíen su viaje, Sir Alaric. Que encuentren lo que buscan y regresen a nosotros con buenas noticias.

A la mañana siguiente, con las provisiones y materiales cargados, la tripulación se preparó para zarpar. El Explorum Nova Tevra se alejó del muelle, dejando atrás la isla de los Artipewos. A medida que avanzábamos hacia el horizonte, sentí que la anticipación y el renovado sentido de propósito llenaban el aire. El horizonte se abría ante nosotros, prometiendo misterios y descubrimientos en el vasto y desconocido continente que teníamos por delante.

Esta isla había sido nuestro primer paso en un viaje lleno de posibilidades, y me sentía agradecido por el apoyo que habíamos recibido. No solo habíamos cargado nuestros barcos, sino también nuestros corazones con la esperanza de un futuro brillante.