Download Chereads APP
Chereads App StoreGoogle Play
Chereads

La ascensión del devorador

Josugua
--
chs / week
--
NOT RATINGS
2.6k
Views
Synopsis
Era un jugador de éxito, campeón mundial de un RPG, cuando una noche, borracho, recibí una extraña invitación del propio juego. Sin pensarlo, acepté. Lo que no sabía era que esa decisión me llevaría a un abismo que desearía nunca haber conocido y por Aver asentado esa maldita invitación.
VIEW MORE

Chapter 1 - Nuevo comienzo

La bruma envolvía el portal, un vórtice de energía azul que giraba lentamente. Era hipnótico, casi como si me invitara a cruzarlo. No tenía idea de lo que ocurriría después, pero tampoco tenía otra opción. Así que di un paso hacia adelante.

Lo siguiente que sentí fue… raro. Mi ser se desvanecía, como si me deshiciera poco a poco. Cada parte de mí dejaba de ser tangible, como si mi existencia se fragmentara en partículas diminutas. Me sentí vacío, pero también ligero. Era como si toda la realidad que conocía se estuviera desmoronando.

Abrí mis ojos—aunque, técnicamente, ya no tenía ojos—y me encontré flotando en un vasto limbo. El lugar, extraño pero apacible, parecía relajarme de una forma inexplicable. Alrededor de mí, luces suaves danzaban en el aire, como si fueran fragmentos de estrellas.

"¿Qué es este lugar?", pensé. No había respuesta. Solo el silencio y las luces.

De repente, lo sentí. No lo vi al principio, pero una presencia se materializó en medio de las luces. Era una figura femenina, envuelta en un gran velo negro que cubría su rostro. Su silueta era imponente, pero lo que más destacaba era el bastón que sostenía, con una linterna que iluminaba suavemente la oscuridad que la rodeaba.

Antes de que pudiera decir algo, su voz resonó en el aire. Era profunda, pero también calmada, como si hablara directamente a mi esencia.

"Vaya, vaya… Mira lo que tenemos aquí. Un alma insignificante que se atreve a saltarse el ciclo de la reencarnación sin mi permiso."

Un escalofrío recorrió lo que quedaba de mi ser. Quise hablar, pero las palabras no salían.

"Intentas reencarnar en otro mundo sin más", continuó, acercándose lentamente. "Pero ahora que te miro bien… No eres un alma común. Eres una mezcla. Humano y demonio. Para ser más precisa, un demonio del abismo. Aunque, por lo que veo, tu parte humana casi se ha desvanecido por completo."

"¿Un demonio del abismo? No podía entenderlo del todo, pero la diosa no se detuvo.

"Y dime, pequeña alma, ¿qué hace un ser del abismo aquí? Ah, no responderás, ¿verdad?" Su tono era casi burlón, como si disfrutara del hecho de que yo no podía decir nada. "Si no me lo dices, lo averiguaré yo misma."

Sin previo aviso, la diosa alzó su mano y la introdujo en mi ser. De inmediato, todos mis recuerdos, mis experiencias, mi vida, todo pasó ante mis ojos inexistentes. Sentí como si estuviera reviviendo cada momento en cuestión de segundos.

"¡Espera…!" quise gritar, pero era inútil.

Después de un momento, la diosa apartó su mano y asintió, como si hubiese encontrado lo que buscaba. "Has vivido mucho. Más de lo que la mayoría podría soportar. Por eso te propongo un trato."

"¿Un trato?", pensé, todavía tratando de procesar lo que acababa de suceder.

"Hagamos un contrato, tú y yo", dijo con una sonrisa que no podía ver, pero que sentía. "No será como los contratos del abismo que conoces. Este será un contrato igualitario.

"¿Igualitario? ¿Por qué querría hacer un contrato contigo?" Mi mente estaba a la deriva. Nada de esto tenía sentido.

La diosa inclinó su cabeza levemente. "¿Por qué? Porque si no lo aceptas, tomaré tu alma y te haré sentir un dolor eterno. Y cuando me canse, te dejaré vagando en un limbo infinito por toda la eternidad."

Mi no-existencia tembló. Esa amenaza, esa frialdad en su voz… Sabía que no estaba bromeando.

"Así que, ¿qué te parece? ¿Reconsiderarás mi propuesta?"

"Esto no puede estar pasando…", pensé. Pero no tenía elección. "Está bien. Lo acepto. Pero… si me pides algo que es demasiado difícil, no lo haré."

La diosa asintió, como si ya hubiera anticipado mi respuesta. "De acuerdo. Es un trato."

Con un movimiento de su bastón, un vórtice de luz se abrió debajo de mí, envolviendo lo que quedaba de mi alma. Su última advertencia resonó mientras todo se desvanecía: "Recuerda lo que hemos acordado, para tu próxima vida."

Lo siguiente que sentí fue frío, pero no en el sentido físico. Era un frío extraño, mezclado con una sensación de opresión. Oía sonidos, murmullos, pero todo parecía lejano, difuso.

Después, lo sentí: un dolor, pero no era mío. Era de alguien más. De alguna manera, lo sabía.

Mis ojos se abrieron—esta vez, realmente abiertos—y lo primero que vi fue una pequeña habitación iluminada por una tenue luz. Una mujer de cabello verde gritaba de dolor mientras luchaba por dar a luz. La escena me impactó. ¿Era esto… mi nuevo comienzo?

A su lado, una partera la asistía, y, fuera de la habitación, un hombre de gran estatura esperaba impacientemente. Sus ojos rojos brillaban bajo su cabello blanco. Era robusto, de aspecto imponente.

"¡Acaba de nacer un niño!", escuché a la partera decir mientras salía.

"¿Un niño?" repitió el hombre, sus ojos resplandeciendo con emoción.