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Seredine comenzó a sentir algo extraño en su cuerpo; estaba perdiendo la consciencia de sí misma.
Mathew se acercó lentamente y la levantó de la silla. Inconscientemente, Seredine rodeó su cuello y lo miró con ojos llenos de deseo.
—Mathew: Parece que ahora sí estás con ánimos de conversar seriamente. Dijo mientras colocaba las manos en la cintura de Seredine y las deslizaba hacia su espalda, tomándola en sus brazos y alzándola suavemente.
—Seredine: ¡Mmm! ¡Noo!, exclamó con la mirada perdida, mientras movía su cuerpo eróticamente y subía su pierna derecha alrededor de la cintura de Mathew.
Mathew tomó el muslo de Seredine y lo acarició suavemente.
—Mathew: Así que, ¿de qué querías hablar? Creo que ya no quieres hablar de eso, ¿cierto?
—Seredine: ¡Mmm! gimió, mientras comenzaba a sudar en exceso y a moverse salvajemente sobre Mathew.
—Mathew: Quería terminar esto rápido, pero esa cara que pones, me está gustando más de lo que esperaba. Eres la mujer más hermosa de todo el reino; verte así es algo que solo he podido imaginar en sueños.
—Seredine: ¿De verdad? No creo ser la más hermo... ¡Aaahh! ¡Mmmm! ¿Qué es lo que...?
Seredine fue interrumpida por Mathew, quien la jaló y la besó salvajemente, mientras sus manos recorrían todo su cuerpo. Sin embargo, no duró mucho; Mathew la soltó y la apartó de él.
Una sonrisa macabra se dibujó en su rostro, mientras Seredine se retorcía salvajemente de excitación y lo miraba con ojos salvajes, como una leona a punto de abalanzarse sobre su presa.
Seredine, desesperada y fuera de sí, no podía soportarlo. Estaba tan afectada que ya no recordaba qué había ido a hacer en esa habitación.
Mathew se alejaba cada vez que ella intentaba acercarse, disfrutando de jugar con ella.
Finalmente Seredine, incapaz de soportar el éxtasis y el placer que desbordaba su cuerpo, se tumbó en el suelo, apretando sus pechos y acariciando su cuerpo con su otra mano, dirigiéndo su mirada a Mathew, quien observaba el espectáculo con una mezcla de diversión y malicia.
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Habitación secreta
—Higor: ¡Tiehny! ¡Marcus! ¡Darío! De prisa, dejen lo que sea que estén haciendo. Joseph me ha enviado a buscarlos; debemos irnos en este preciso momento.
—Tiehny: ¿Qué? Estamos a punto de lograr algo aquí, no podemos irnos sin más. Espera un momento. Ayúdanos con esto.
—Marcus: ¡Higor! Perfecto, justo lo que necesitábamos. Ven rápido.
—Higor: ¿No han terminado? Debemos irnos.
—Marcus: Encontramos una formación mágica, hemos estado intentando activarla sin éxito. Necesitábamos a alguien más para poder hacerlo. ¿Ves ese diseño en el suelo?
—Higor: Mmm, sí. ¿Qué tiene el diseño?
—Marcus: ¿No te parece que es similar al diseño de la puerta en el exterior de este lugar?
—Darío: Escúchalo, Higor. Al principio no le tenía fe a Marcus, pero me ha demostrado lo contrario con esto.
—Marcus: Esto es una "Formación de patrón mágico de categoría 3". Su nombre es "Formación ilusoria de los cuatro elementos". Tiene el efecto de utilizar y modificar la estructura de los materiales, perfecto para ocultar objetos en el agua, en la tierra, bajo una ilusión del viento o incluso hacer desaparecer las cosas en el fuego.
No sabemos cuál es el verdadero objeto que oculta la formación, pero lo que sí sé es que se necesita de cuatro personas para poder activarla.
—Tiehny: Higor, sujeta este libro y ubícate en la punta oriental del patrón. Ustedes dos, sigan el plan como lo hemos practicado.
—Darío: Entendido. ¡Todos en su lugar!
—Marcus: A la cuenta de tres, todos expulsen su aura hacia el libro que tienen en sus manos y, después de cinco segundos, lo plasman contra el círculo que se encuentra bajo sus pies.
¡Uno! ¡Dos! ¡Tres!
Bzzzzz. Todos imbuyeron su aura en los libros, que se iluminaron del color de su cubierta.
—Marcus: ¡¡Ahora!!
Los cuatro libros se colocaron en su lugar, la energía contenida en ellos fue absorbida por la formación, iluminándose lentamente hasta llegar al centro, una luz de 4 colores resplandeció, cegando a todos por un momento.
Brrrrrr... El piso comenzó a temblar levemente. Elementos salvajes surgieron de los libros: un tornado de viento, una columna de fuego, un tifón de agua y un remolino de tierra. El patrón en el suelo se elevó en el aire con los cuatro colores fluyendo hacia el centro.
Tiehny y sus compañeros retrocedieron inmediatamente hacia la entrada de la habitación, preparándose para huir en caso de alguna situación inesperada.
—Tiehny: ¡Tengan cuidado! No sabemos qué hará esa cosa.
—Darío: ¡Marcus! ¿Qué está pasando? ¿No dijiste que aparecería la puerta oculta donde encontraríamos la información?
—Marcus: No sé. Es la primera vez que sucede algo así. Esto no estaba en el libro que leí.
—Darío: Pensé que sabías todo sobre la formación. Al final, terminarás arruinándolo todo.
En ese momento, los cuatro elementos se fusionaron en un solo punto. Una corriente fuerte de vapor caliente los arrojó contra la pared detrás de ellos, inmovilizándolos hasta que la formación desapareció.
La habitación se llenó de una densa niebla que poco a poco fue desapareciendo.
Al recuperar la visión, la sorpresa de todos fue imposible de ocultar. En el centro del suelo apareció una puerta. No era muy grande, con apenas un metro cuadrado de superficie. Su diseño era simple, armonizando perfectamente con el resto del piso.
— Marcus: Tengan cuidado. Podría haber trampas ocultas al abrirla.
— Darío: Yo lo haré. Soy el más ágil de todos. Si hay trampas, podré esquivarlas.
— Tiehny: De acuerdo, hazte cargo.
Darío se acercó con cautela, tragando saliva antes de inclinarse para abrir la puerta. Lo hizo lentamente. Una ráfaga de viento salió repentinamente, lo que provocó que saltara hacia un lado, rodara y se colocara de pie con rapidez.
— Darío: ¡Bah! Me emocioné de más, era solo una simple brisa. Al parecer hay un túnel ahí abajo.
— Higor: Sea lo que sea, hazlo rápido. Tenemos que irnos ya.
— Tiehny: Darío, eres el más rápido. Entra, averigua qué hay y regresa a informarnos de inmediato.
— Darío: Perfecto, necesitaba algo de acción.
Con una sonrisa en los labios, Darío se adentró rápidamente por la puerta. El tiempo pasó lento mientras esperaban. Treinta segundos después, emergió pálido y temblando.
— Higor: ¿Qué sucede? ¿Terminaste? ¡Habla!
— Darío: S-sí... ¡Tenemos que salir de este lugar ahora mismo! Respondió mientras corría hacia la entrada, como si hubiese visto un fantasma.
Marcus, sin perder tiempo, activó nuevamente la formación. Los demás comenzaron a colocar los libros en su lugar con rapidez antes de salir tras Darío. A pesar de la incertidumbre, avanzaron con la esperanza de que su misión estuviera cumplida.
Cuando llegaron a la entrada, encontraron a Joseph. Su rostro reflejaba preocupación, casi desesperación.
— Joseph: ¡Higor! Te dije que los necesitaba aquí lo más rápido posible. Síganme y no se detengan o los dejaré atrás.
— Tiehny: Entendido. ¡Avancen!
Mientras corrían, Tiehny se acercó a Joseph, notando su inusual estado.
— Tiehny: Señor, ¿qué sucede? No es común verlo tan nervioso.
— Joseph: Seredine está en peligro. Han desarrollado una medicina con magia oscura. Es una droga maldita que afecta la mente, permite que quien la controle manipule a las personas y las haga dependientes. Pero eso no es lo peor. La droga está hecha con sangre de demonios, y un consumo excesivo convierte a los humanos en mestizos.
— Tiehny: ¡Qué demo...!
Antes de que pudiera terminar su frase, un hombre apareció entre las sombras. Sorprendidos, todos se detuvieron.
— ???: Así que tenía razón. No fue un delirio. Ustedes han estado en el centro de investigación, ¿verdad?
— Joseph: ¿Quién eres? Apártate de mi camino o me abriré camino por la fuerza.
— ???: Parece que tienes prisa. No te preocupes, ya no tendrás que ir a ningún lado. ¡Aquí será tu tumba!
El extraño retrocedió un par de pasos y sacó una varita de su manga. Con un movimiento rápido, conjuró un hechizo.
— ???: ¡Inferno Rain!
Decenas de partículas de fuego surgieron en el aire, rodeándolo. Las llamas parecían vivas, apuntando hacia Joseph y los suyos.
— Tiehny: ¡Joseph, ten cuidado! ¡Es un mago elemental de categoría especial!
— ???: ¡Fire!
— Joseph: ¡Esquiven!
Las partículas se transformaron en bolas de fuego del tamaño de una sandía y volaron a gran velocidad, estallando con un estruendo que llenó el pasillo de humo y el sonido crepitante de las llamas.
El comandante se colocó al frente, desenvainando su espada. Con un movimiento rápido, cortó el aire, dividiendo el fuego y revelando al hombre detrás de las llamas.
— Joseph: ¡Así que eres tú! ¿Cómo llegaste aquí?
— ???: creíste que no notaría tu presencia en el laboratorio. Subestimaste a Mathew y a su gente.
— Joseph: Ja, no pensé cometer un error tan infantil. Pero parece que he encontrado algo más interesante de lo que esperaba.
El hombre sonrió con frialdad.
— ???: Es una pena que te des cuenta tan tarde... porque vas a morir. ¡Incinera!
Todas las partículas de fuego convergieron, formando una enorme bola de fuego casi del tamaño de Joseph.
Joseph apretó su espada y avanzó, liberando su aura. Una energía verde jade cubrió su cuerpo y su arma, creando remolinos de viento que chocaron con la llama, desatando una ola de calor abrasador.
— Higor: ¡¿Están todos bien?!
— Marcus: Cof, cof... Estoy vivo... Cof...
Marcus estaba en el suelo, con quemaduras leves en su piel.
— Joseph: ¡Retírense inmediatamente! No podré luchar al 100% si tengo que protegerlos.
— Tiehny: Entendido, comandante. Cumpliremos la misión. Darío, ayuda a Marcus y sígueme.
Antes de partir, Tiehny se detuvo para escuchar una última orden de Joseph.
— Joseph: Cuando rescaten a la señora, salgan de aquí. No me esperen. Aunque no sé si podré ganar, lo retrasaré y escaparé por mi cuenta.
Confiamos en usted, Tiehny y los demás escaparon hacia el jardín trasero, evitando la zona de combate.
— ???: Esto será interesante.
— Joseph: No me subestimes. Aunque alcancé la categoría especial recientemente, te daré una lección.
La energía aurora verde jade de Joseph rodeó su cuerpo y su espada, proyectando hojas de viento cortantes que irradiaban majestuosidad y peligro.
— ??? Ja... Un prodigio como tú es raro. Pero lamentablemente, ¡morirás aquí!, ¡Inferno Fusion!
El aire se llenó de fuego. Las pequeñas partículas crecieron hasta alcanzar el tamaño de naranjas, girando en torno al hombre.
— ???: Antes de morir, deberías saber el nombre de quién te asesinó. Yo soy Jerom, mejor conocido como Incinerador. ¿Cuál es tu nombre? Necesito saberlo para recordar tu muerte cuándo alguien aparezca buscando venganza en tu nombre.
Joseph lo miró con frialdad antes de responder:
— Joseph: Soy Joseph Gregori Dovelt, comandante de los caballeros Shwarts. Y tú serás quién morirá bajo mi espada.
— Jerom: Ah, Dovelt... ¿Dónde he escuchado ese nombre antes?... ¡Cierto! Curtis Dovelt, era igual de arrogante, luchó con todas sus fuerzas, pero no quiso dejar unas últimas palabras antes de que lo matara. Ésto tiene que ser cosa del destino.
— Joseph: ¡Tú mataste a mi hermano!, ¡Debes morir! Lleno de ira, desató un golpe con toda su fuerza, alargando su espada con energía aurora. El filo cortó las bolas de fuego, dejando a Jerom a centímetros de ser partido en dos.
— Jerom: Vaya... Eso fue impresionante. Si me hubiera descuidado, habría muerto...
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