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"¿Has visto eso tu tambien?" Pregunta un chico alto y fornido de pelo blanco y ojos amarillos que se encuentra sentando mientras que cambia de mano en mano una daga. Este se encuentra sentado en una azotea cercana a lo ocurrido junto a otro hombre de ojos y pelo negro que cae sobre su ojo derecho tapando este y parte de su cara, estando en pie detrás de este otro.
"Me atrevería a decir que ese hombre esta a nivel de un ancestral casi Deidad" Contesta el hombre de pelo negro.
"No podemos precipitarnos mucho ya que no hemos visto mucho de su destreza, pero este hombre me ha llamado la atención"
"¿Dices de informarle a el? ¿Tu crees que vale la pena?"
"Podemos intentarlo siempre" Contesta el hombre de pelo blanco mientras que se levantan y ambos desaparecen de sus lugares.
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'Creo que me estoy volviendo loco' Piensa Kael mientras que se encuentra en su cama tumbado observando su brazo derecho que se encuentra extendido recto apuntando al techo con la palma abierta.
'¿Como lo había hecho antes?'
Kael centra su punto fijo en su mano y consigue ver poco a poco partículas doradas aparecer por su habitación.
'Ahora solo pienso en una espada o algo, ¿No?'
Las partículas doradas empiezan a juntarse y condensarse en su mano derecha formando una katana dorada con el mango en su palma y al terminar de formarse esta, se vuelve metálica con el mango negro y cae en su palma agarrando esta.
"Es un poco difícil y tengo que concentrarme demasiado, pero es una destreza interesante la verdad" Dice Kael mientras que se levanta de su cama y se pasea por la casa observando la katana.
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"¿Estáis interesados en el?" Dice una voz masculina que proviene de una silla de cuero marrón dando la espalda a los hombres de pelo blanco y negros que observan la espalda de la silla al otro lado de una mesa marrón oscura y al otro lado de la silla un gran ventanal.
Se encuentran en una sala oscura decorada por una alfombra roja en el medio de la habitación que llega desde la puerta hasta la mesa y en las paredes se encuentran estanterías llenas de libros y candelabros con velas que iluminan lo justo la habitación. Al otro lado de la gran ventana que ocupa toda la pared, se puede observar toda una ciudad desde arriba y mientras que la lluvia choca con la ventana y difumina las luces de los edificios en la noche.