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Chapter 2 - Capitulo 2: Llegan más "invitados"

 - ¿Qué ocurre aquí, Albus? - se escuchó la voz de Madame Pomfrey en todo el salón.

Al voltear hacia el origen de la voz se podía ver que no estaba sola, enfrente de la mesa de los profesores estaban diversas personas, todas confundidas y preocupadas.

Filch, los Sres. Weasley, la profesora Trelawney, Bill, Charlie, Remus, ¡Canuto! - nombró Harry mentalmente antes de ser sujeto por Hermione que negaba con la cabeza conociendo a su amigo mejor que nadie

 - Ahora no es el momento - le susurró, a lo cual, el pelinegro solo asintió reticentemente.

 - ¿Poppy? ¿Podría preguntar como llegaron aquí si no es mucha molestia? - pregunto más intrigado que alarmado Dumbledore hacia los recién llegados, seguido por los demás presentes.

 - Recibí una nota de tu parte Albus, diciendo que había ocurrido un gran incidente en el comedor, creí que sería urgente, así que traje a Argus conmigo - dijo Madame Pomfrey mirando a los alrededores pero sin encontrar al herido.

Filch, quien solo había ido por pociones para su gata, asintió de acuerdo.

Ambos se habían alarmado al recibir la nota de Dumbledore, ya que por lo general los profesores sabían que si ocurría un incidente debían trasladar a los pacientes a la enfermería, porque Poppy siempre debía estar atenta a algún paciente o reponiendo suministros en su ala médica, si la llamaban al lugar significaba que había ocurrido un gran problema que se debía limpiar. Como el incidente de Black o el desastre de la Cámara de los Secretos.

 - ¿Asumo que les ocurrió lo mismo a los demás presentes? -pregunta Albus

Esto fue respondido con algunos asentimientos

 - Estaba en Rumania ¿Cómo pude llegar hasta aquí? - murmuró asombrado Charlie, y con mucha razón, ya que él se había aparecido de la Reserva en la que trabajaba a su apartamento, lo que no sería más de medio kilómetro, ¡pero aterrizó en Escocia!, ¡sin partirse! ¡Y sin siquiera caer en un coma mágico por el esfuerzo que normalmente requeriría!

 - Dímelo a mí, se supone que estaba en Egipto, bajo fuertes salas de anti-aparición - suspiró Bill mientras pensaba en todos los problemas en los que se iba a meter.

Estaba trabajando en una bóveda antigua que los duendes habían decidido renovar, decir que había meras salas de anti-aparición sería lo mismo que confundir una gota de agua con el océano.

El primogénito de los Weasley había abierto la puerta de un armario y lo siguiente que sabía es que estaba atravesando la Red Flu mirando la espalda de Filch.

Amelia Bones miraba al Auror Kingsley y al Auror Tonks, ya habian confirmado su situación apenas habian salido de la red Flú, los tres estaban por entrar a su oficina, pero al pasar la puerta se vieron atrapados en Hogwarts, sin varitas y sin conocimiento de la situación

Cuando Tonks cruzó miradas con su mentor, avisó a sus compañeros de su presencia, y como uno decidieron reunirse con su ex-miembro 

 - Alastor...

Antes de poder decir algo más, Madame Bones fue interrumpida, el "cielo" del comedor comenzó a transformarse, mostrando el pasar de días y noches, incluso nevadas y lluvias torrenciales, si alguien se fijaba bien incluso podía ver el resplandor ocasional de la Snitch o de una lechuza, esto fue hasta que el hechizo pareció no soportar más y comenzó a lo que sería mejor describir como fragmentarse, las imágenes se desprendieron del techo y comenzaron a caer como si fuera una lluvia de confeti ante los ojos sorprendidos de todos los presentes.

Eso hasta que un "confeti" tocó una vela lo que hizo que ambos desaparecieran, desafortunadamente, antes de que siquiera pudieran pensar en eso, todas las velas desaparecieron, al igual que las antorchas.

Los pequeños trozos restantes de lo que antes adornaba el techo salieron disparados hacia las ventanas y ventanales, tapando cada centímetro sin dejar entrar ni una pizca de luz, haciendo que efectivamente todo el Gran Comedor callera en la oscuridad.

Un segundo

Eso bastó para que los estudiantes se dieran cuenta de que no traían sus varitas, ya que al intentar usarlas estas habían desaparecido.

Las exclamaciones de miedo no se hicieron esperar.

- ¡La tenía en mi mano! ¿¡Cómo pudo desaparecer de mi mano?!

Nuevamente, fueron calmados por Dumbledore, quien encendió un Lumos en la punta de sus dedos, iluminando su rostro

 - Manténganse tranquilos, permanezcan en sus asientos para que no haya incidentes desafortunados, aquellos que aun puedan lanzar Lumos ayuden a iluminar el lugar, por favor.

Lentamente, aparecieron Orbes de luz, en su mayoría en los grupos de séptimo años y algún ocasional ravenclaw de sexto. El orbe más peculiar, pero no inesperado, provenía del grupo de Gryffindor de cuarto año.

 - ¿Cómo hiciste eso? - pregunto Ron confundido

 Hermione solo se sonrojó

 - Ron, ¿podrías sujetar esto? - habló Harry pasándole algo al pelirrojo que solo lo tomó sin desviar la vista del orbe de luz

Al ver que no había peligro de que su amigo lo soltara, Harry se levantó y se dirigió a los de primer año.

Estos eran los que se encontraban peor iluminados, ya que salvo un servicial Percy nadie se había acercado a ayudar.

 - Tengan 

Harry les entrego a los pequeños leones algunas canicas blancas luminosas

 - No iluminarán mucho, pero si ponen algunas dentro de sus copas pueden funcionar como linternas

El pelinegro les demostró como hacerlo usando algunas de las copas vacías que estaban cerca.

A medida que iba colocando cada canica, las copas comenzaban a soltar un resplandor amarillo.

 - Con uno es suficiente ¿Entendido? - dijo al darse cuenta de que ya podía ver con más claridad sus rostros

Los niños asintieron agradecidos comenzando a formar rápidamente linternas en sus copas

Al verlos más calmados Harry volteó a ver a Percy

 - Tengo más, ¿podrías repartirlas a los demás de primer año?

El pelirrojo solo asintió, recibiendo la bolsa del pelinegro y camino con paso decidido hacia la mesa de los Puffs sin mirar atrás

Esta conversación pasó desapercibida para todos, incluidos los 2/3 del trío dorado, que seguían enfrascados discutiendo sobre ¿luciérnagas?

Mientras aún trataban de acostumbrarse a la falta de luz a su alrededor, una voz resonó por todo el lugar:

"Aquellas mentes que ignoran las lecciones del pasado están destinadas a tropezar con las mismas piedras en el futuro"

"Aquellas almas que se esconden tras el velo del miedo nunca sabrán lo que significa conquistar la grandeza"

"Aquellas mentes que buscan la sabiduría entienden que cada pregunta es más valiosa que la respuesta misma"

"Aquellas almas que conocen el arrepentimiento llevan consigo la cicatriz de una lección que jamás se olvida"

"El proveniente del olmo no necesita buscar respuestas, porque dentro de sí guarda las claves para entender el mundo"

El silencio siguió a esa declaración, dejando que los ecos de la voz se desvanecieran en el aire.

Un caos absoluto ocurrió en ese instante, atónitos veían con la poca iluminación como todo el Gran Comedor cambiaba, sombras surgiendo de varios lugares, los largos tablones se transfiguraron en mesas más compactas, pero los más desconcertados sin duda fueron los adultos, que se encontraron apareciendo sentados cerca de las puertas del Gran Comedor, el cual había desaparecido, enfrente suyo había un tablón que les servía de mesa llena de varios instrumentos plateados brillando bajo las luces probenientes de los Lumos conjurados, que ni siquiera Dumbledore o Alastor reconocieron.

Con los estudiantes, cada mesa estaba decorada en el centro, curiosamente con copas llenas de piedras del tamaño de pulgares, brillando tenuemente de un color amarillo.

Los adultos comenzaron a bombardear con preguntas al profesor Dumbledore, mientras que los alumnos murmuraban entre si (con varios grados de sutileza), a excepción de los alumnos de Durmstang quienes miraban a su director esperando respuestas pacientemente.

 - Harry Potter, ven aquí - dice el director Dumbledore finalmente, llamando la atención de los presentes - ¿Tienes alguna idea sobre lo que ocurrió aquí?

El niño-que-vivio miro las miradas a su alrededor que se iban convirtiendo nuevamente en rastros de asombro y espectativa, mientras se lamentaba mentalmente "Todo por un año normal".

Antes de que el pelinegro pudiera llegar frente a su director, un barullo lo detuvo

 - ¡Sueltenme! ¡Mi señor los matara a todos! - se escucha una voz femenina desde la sala de trofeos que curiosamente sigue abierta mostrando un brillo tenue proveninete de la chimenea que se encontraba alli.

Todos se tensaron, nadie tenía algún medio para defenderse, sus varitas habían sido robadas, y el realizar unos simples Lumos ya habia forzado a su mayoria a tomar un descanso, así que esperaron silenciosamente en sus lugares.

Snape compartio una mirada con Karkaroff el cual estaba horrorizado, ambos conocian esa voz, y como no hacerlo, habian pasado innumerables años escuchandola en el pasado, soportando sus berrinches y delirios.

De hecho muchos que la reconocieron, comenzaron a rogar a cualquier deidad que solo fuera de una pesadilla, una horrible, horrible pesadilla sin duda no se cumpliria su deseo.

Dumbledore rapidamente alcanzó a Harry, sujetandolo con un agarre de hierro sobre su muñeca, como si temiese que el chico corriera hacia la puerta en cualquier momento.

 - ¡Callate maldita vieja! - escucharon otro grito - ¡Tus alaridos no ayudan en nada! ¡Por una vez se una verdadera sangre pura y comportate como tal!

Esta voz era sin duda masculina.

 - Pero Lucy~ - canturreaba la mujer - ¿acaso tu sabes dónde estamos?

 - Estamos en el anexo del Comedor de Hogwarts - decia una tercera voz ronca como si no la hubiera usado en años.

 - ¡Que bueno! ¿Puedo ir a jugar con bebe Potty? - canturreaba la mujer

 - ¡No seas idiota mujer! ¿Que no ves como estamos ahora? - grito una cuarta voz esta tambien masculina - Si vamos alli. ¿Que te asegura que estamos bien?

 - ¡No seas una gallina Dolohov! ¿¡Acaso el pequeño bebe Potty te da miedo?!~ ¡Podremos derrotar a unos cuantos viejos sacos de huesos y un monton de bebes! - chillo la mujer antes de reir a carcajadas.

 - ¡Somos ocho y ellos cientos! - le intento explicar el ahora conocido como Dolohov sonando exasperado

Todos se tensaron aun mas si eso era posible, ahora no quedaba duda alguna, era mortifagos y eran mas que solo tres.

 - Bellatrix - susurraron algunos entre los estudiantes.

 - Los mortifagos- susurraron otros - ¿Como llegaron aquí?

Sin duda la situación se ponia cada vez peor, no tenían varitas, estaban encerrados, solo dos o tres personas podrían hacer magia sin varita actualmente, pero los mortifagos eso no sería suficiente, incluso se necesitan dos magos con varitas totalmente entrenados para poder derrotar a uno, sin contar las posibles víctimas que quedarias atrapadas en el fuego cruzado.

 - Si fueran peligrosos ¿Por que las salas los dejarían pasar? - dice Harry pensativo, según tenia entendido las salas tenian el objetivo de proteger a quienes estaba ligado, y las salas de Hogwarts no dañarian a sus estudiantes ¿verdad? Aunque no habian ayudado mucho los años anteriores.