El mundo estaba en silencio total. Después de "la pandemia del musgo" no había muchos seres inteligentes que anduvieran por ahí. Había pasado ya un tiempo desde el fin de la era humana como la conocemos. 2 años, 8 meses y 12 días para ser exactos.
Era una mañana tranquila y desolada de otoño, justo como ya se había acostumbrado "T" como se había apodado a si mismo. Antes de la pandemia el era un estudiante de Botánica, socialmente retraído, no era de muchos amigos, solía ocultarse debajo de un cubrebocas y su cabello castaño, no era de peinarse mucho.
Se autoimpuso el deber de investigar "La plaga del Musgo" después de esconderse tanto tiempo. Cuando finalmente salió de su encierro, no había nadie mas que el en la cuidad.
Al inicio sintió algo de alivio, pero con el paso de los días se dio cuenta de que estaba completamente solo.
Ningún otro humano en la cuidad. Total silencio. Ni siquiera los pájaros.
T empezó a tomar notas de sus descubrimientos en su diario botánico, antes del fin del mundo les habían encargado uno para el taller de investigación campo lo cual resulto útil.
Cada mañana se levantaba en su pequeño apartamento en un rincon de la cuidad y después de equiparse con su fiel cubrebocas, guantes, una chaqueta y su mochila, se aventuraba por las desiertas calles de cuidad hacia el campus de su universidad.
Dos años pareciera poco para que la naturaleza hubiese empezado a reclamar devuelta su territorio pero con la pandemia del musgo, arbustos y arboles con forma humana adornaban las calles, sus raíces rompían el pavimento, sobresalían de las ventanas rotas de edificios y vehículos, muchas de estas tenían caras de dolor y miedo en sus rostros hechos de madera o follaje. Esto le daba un aire ominoso cada vez que T las pasaba de largo. Aunque ahora el estaba acostumbrado. Sabia exactamente en donde estaba cada una de estas figuras.
Primero el arbusto Boj de una niña pequeña hincada en el piso, parecía que había estado llorando antes de convertirse en arbusto. Las siguientes era el Álamo de una mujer que alzaba las manos al cielo como en plegaria y por ultimo un Fresno de un señor alto que parecía solo haber aceptado que se convertiría en árbol y se quedo recto con la mirada perdida en la distancia, casi podías sentir que te observaba al pasar. Una vez que los pasaba de largo lo demás se perdían con la fauna verdadera y las victimas de la plaga.
Esa particular mañana T noto algo que no estaba allí antes y se detuvo en seco. Enfoco la vista y pudo verlo. Desde la entrada del centro comercial se podía ver una nueva figura, una Nandina, un arbusto con sus hojas rojizas y forma de...T no le encontraba forma pero el sabia que significaba, hubo personas que pasaron por allí. Probablemente para abandonar a la persona infectada.
T se acerco hacia la entrada del centro comercial con pasos medidos y silenciosos. No es como si el arbusto se fuera a mover pero era raro ver nuevas "caras" por alli. conforme se hacercaba sus ojos se abrian aun mas y el aroma del hierro se hacia precente. La cara de T se oscurecio. No era una andina roja.
Era el cuerpo de una victima ya convertida. El hubiera pensado que la extraña forma de sus brazos y pies era causado por la conversion de no se por la sangre y el desorden total en el que estaban las raices que lo formaban, parecia que le destrosaron las manos y los pies antes de hacelerar la conversion arrancando los brotes. El lugar estaba salpicado de manchas guindas. "Esto fue reciente" penso T y al momento retrocedio alarmado observando a su alrededor para comfirmar que estaba solo.
Fueran quien fueran. El grupo que paso por alli, no era amistoso. T salio de alli cuanto antes.