El viento susurraba entre los árboles del antiguo campus de la Universidad de Arkanis. Era un día gris, perfecto para que los estudiantes se acomodaran en sus bibliotecas y se sumergieran en sus estudios. Sin embargo, Hakuri, un estudiante de literatura, se sentía inquieto. Había escuchado rumores sobre una biblioteca secreta, un lugar que guardaba tomos olvidados y conocimientos prohibidos.
Después de clases, decidió explorar. Armado con solo su linterna y su curiosidad, se dirigió al sótano de la biblioteca principal. Las escaleras crujían bajo sus pies, y la atmósfera se tornaba más densa a medida que descendía. Al llegar al último escalón, se encontró ante una puerta de madera maciza, cubierta de polvo.
La puerta se abrió con un chirrido, revelando un oscuro y polvoriento pasillo. Estanterías llenas de libros antiguos se alineaban a ambos lados, y el aire olía a papel envejecido. Hakuri sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero su intriga superaba al miedo.
Mientras exploraba, un título llamó su atención: "Hechizos de la Narrativa". Sin pensarlo, lo tomó y lo abrió. Las páginas estaban llenas de palabras que parecían vibrar con energía. Un susurro surgió de las hojas, como si los propios libros quisieran hablarle.
De repente, una luz tenue iluminó el fondo de la sala. Hakuri se acercó cautelosamente y encontró un pequeño altar con un libro en el centro, cubierto por una tela negra. Al retirarla, reveló un tomo más grande que los demás, con un brillo inquietante.
A medida que lo abría, las palabras comenzaron a brillar. Una frase se destacó: "El conocimiento tiene un precio". Hakuri sintió que su corazón latía con fuerza. Antes de poder pensar en las advertencias, comenzó a leer en voz alta:
"Con cada historia que se cuenta, un destino se sella…"
En ese momento, la biblioteca pareció cobrar vida. Las estanterías temblaron y los libros comenzaron a volar, creando un torbellino de papeles a su alrededor. Hakuri, aturdido, se dio cuenta de que había liberado algo que debería haber permanecido oculto.
Una voz profunda resonó en el aire: "¿Quién ha osado abrirme?".
El pánico se apoderó de él. Hakuri miró a su alrededor, buscando una salida, pero las sombras de la biblioteca se acercaban lentamente, como si quisieran atraparlo. Sin embargo, algo dentro de él le dijo que debía enfrentar lo desconocido.
"Soy Hakuri sotto", dijo con valentía. "Busco conocimiento".
La voz se rió, una risa que resonaba con ecos antiguos. "Entonces, prepárate para pagar el precio".
Con ese aviso, Hakuri comprendió que había entrado en un mundo donde las historias eran poderosas, pero también peligrosas. Y su aventura apenas comenzaba.